ASUNCIÓN DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
¡Concédenos un día
compartir esa misma gloria junto a Ti y a tu Madre! |
- Celebramos hoy uno de los
privilegios con los que Dios quiso adornar a la que había de ser su Madre en la
tierra: su Asunción, en cuerpo y alma, a los Cielos sin que conociera la
corrupción de su cuerpo.
- En el siglo IV ya se
celebraba esta Fiesta aunque con el revelador nombre de Fiesta de
- Aunque María murió (probablemente en Éfeso)
- Su cuerpo (no
afectado por el pecado original) no experimentó la corrupción del sepulcro.
- Esta verdad, que había sido
creída, desde los primeros siglos, por el pueblo cristiano, fue proclamada
solemnemente Dogma de Fe, el 1 de Noviembre de 1950 por S.S. el Papa Pío
XII.
¿”Ciencia ficción”?
- Permitidme que os diga que,
siempre que tengo que predicar verdades como esta que, por su carácter
sobrenatural, se escapan a nuestras naturales capacidades de entender, no puedo
evitar tener la sensación de que, a quienes las escuchan, sin el auxilio de la
Fe, les pueda estar sonando, más que a una realidad sobrenatural, a una especie
de “ciencia ficción”.
Promesa categórica del Señor
- Sin embargo, a los que pudieran tener esta tentación, convendría recordarles que esta, como otras muchas verdades del contenido de nuestro Credo, lejos de ser “ciencia ficción”, son realidades que están avaladas por la indefectible autoridad de Cristo y por eso las creemos. El nos ha asegurado que, la caducidad experimental de esta vida terrena, por su plan Salvífico y Redentor, está llamada, a una glorificación imperecedera: “El que cree en Mi, aunque haya murto, vivirá. No morirá para siempre”- dijo el Señor a Marta. Y esta verdad, quizás sin advertirlo, la confesamos nosotros cada vez que recitamos el Credo: “Creo en la vida perdurable” . .- Pues bien, Jesús y María, fueron los primeros en lograr esa glorificación, esa transformación de la realidad terrena a la que estamos también destinados por nuestra Fe en Cristo, aunque ellos de forma singular: ¸
- Jesús lo realiza
ascendiendo por su propio poder, a los Cielos.
- María, como primicia nuestra, siendo asunta, por el
poder de Dios.
- Jesús y María, desde el
Cielo, desean para cada uno de nosotros ese feliz trueque de esta vida perecedera
por esa otra vida eternamente feliz que nos tiene preparada, en frase suya, “desde
la constitución del mundo”
- Así se lo hemos pedido
también al Señor en