DOMINGO  XX  (B)  (Juan, 6, 51-58)

 

- El Evangelio de hoy es parte del trascendental discurso del Señor a cerca del Pan de Vida.

 

El pan Vivo bajado del Cielo.

- Es cierto que esta declaración del Señor, “Yo soy el Pan de Vida”, “Si no coméis mi Carne y no bebéis Sangre”, (que sonaban a canibalismo), no eran de fácil asimilación para sus oyentes pero, conviene tener en cuenta que aquel anuncio vino precedido de dos acontecimientos muy significativos que debieran haber facilitado la aceptación  y la credibilidad en las palabras de Jesús que, la tarde antes:

            - Desafiando la ley de la gravedad,  había andado sobre las aguas.

            - Y, con cinco panes y dos peces, había dado de comer a un gentío.

- Con estos dos hechos había dado muestras de su milagroso poder sobre su cuerpo y sobre el pan. Dos elementos íntimamente relacionados con su declaración: “YO SOY EL PAN VIVO QUE HA BAJADO DEL CIELO”.

 

- Los Judíos, sin embargo, se resistieron a creer las reiteradas afirmaciones de Jesús: “MI CARNE ES VERDADERA COMIDA Y MI SANGRE ES VERDADERA BEBIDA”. A sus paisanos les faltó Fe en El, a pesar de los milagros que habían visto,

 - Es de tener en cuenta que aunque nosotros ahora, gracias a la revelación de Jesús en la Última Cena, conocemos que, esta comida del Cuerpo y Sangre de Cristo, se realiza sacramentalmente, hoy como ayer, necesitamos de una profunda Fe para creer estas dos verdades:

 

1º) Que en la Eucaristía está verdaderamente Jesucristo con su  Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

2º)  Y que, la recepción de la Eucaristía es prenda de nuestra inmortalidad.

 

1º) “Yo soy el Pan vivo bajado del Cielo”.  

        La presencia de Cristo en la Eucaristía es una realidad. No es, una metáfora o un rito simbólico, como pretenden interpretar nuestros hermanos Protestantes. Cristo, bajado del Cielo, (según sus propias palabras) es el que, por las palabras de la Consagración, se hace presente en el Altar y es el que está realmente presente en nuestros Sagrarios.

2º) “El que come este pan vivirá para siempre”

 

- Y, junto a la afirmación de que El es el “Pan Vivo”, Jesús insiste en otra idea fundamental para vida del cristiano, que confesamos en el Credo: “Creo en la vida perdurable”: La Eucaristía, nos dice El, es prenda de Vida eterna. Escuchad las categóricas afirmaciones de Jesús:

 

“Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este Pan vivirá para siempre”

 

“Este es el Pan que ha bajado del Cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come de este Pan vivirá para siempre”

 

- La Eucaristía contiene y nos transmite VIDA ETERNA. ¡Una VIDA contra la que no podrá ni la misma muerte! ¡Es una Vida imperecedera, participación de la misma Vida de Dios!

 

- ¡Por cuántas bagatelas, de ideas y pensamientos, nos solemos dividir los hombres! Sin embargo, vistas así las cosas, con criterios de Dios, la única división trascendente que nos debiera preocupar es:

 

            - Si, por la gracia de Dios, somos de los que creemos en El y en la Vida Eterna, que Cristo nos ha conquistado al precio de su Vida.

            - O si, desgraciadamente, estuviéramos entre los que viven ajenos a esta trascendente y maravillosa realidad.

- Aprovechemos esta Palabra de Dios para reafirmar y agradecer nuestra Fe en La Resurrección y en la Vida eterna.

                                                                                   Guillermo Soto