DOMINGO 21 DURANTE EL AÑO, CICLO B
EL QUE DA SOLO CONSEJOS, ALIMENTA CON
CUCHARA VACÍA
Cafarnaúm
fue la ciudad que circunstancialmente le sirvió a Cristo para abrir su corazón y desvelar la oscuridad que significaba para los hombres el misterio
de un Dios hecho hombre y que se manifiesta en el sacramento Eucarístico como
vida, alimento y gozo para todos los cristianos. Aquél día después de la
multiplicación del pan, Jesús abrió definitivamente su corazón y se mostró como
el Pan bajado del cielo para vida de los hombres. Fue un gran descubrimiento
del Padre para todos los hombres y una manifestación del Espíritu Santo que
hace posible la presencia de Cristo como Salvador y como Alimento para todos
los hombres. Aquellos hombres lo escucharon con incredulidad y murmuraron
abiertamente en contra de Jesús. Y lo pudo ser el gran día, glorioso por la
manifestación de Cristo como el que trae la verdadera vida, el alimento y la
Salvación para todos los hombres, se convirtió en un aparente fracaso, y los
hombres lo dejaron solo. Y aquellos
hombres que el día anterior lo aclamaban y querían aclamarlo rey, ahora se iban
uno a uno. Y el momento crucial llegó cuando Cristo puso en un verdadero aprieto a los
apóstoles, interrogándoles cara a cara: “También ustedes quieren dejarme?” En esta ocasión Pedro tomó la delantera, y con mucha
valentía hizo un acto de fe en la palabra santa de Cristo: “¿Señor, a quién
iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna, y nosotros creemos y sabemos que
tú eres el Santo de Dios”.
Ese día Cristo supo que por lo menos, podía
contar definitivamente con los apóstoles y para siempre.
Todavía
habría que agregar una o dos cosas. En primer lugar tomar en cuenta lo que
Jesús afirma, que su carne es verdadera comida,
que él da su carne para vida del mundo, y que el que no come su carne y bebe su
sangre tendrá vida en él. Recordar que la Eucaristía no es solo una comida fraternal, donde se recuerda y se
conmemora la entrega de Cristo en la
cruz, sino que él está verdaderamente entre sus hermanos, vivo y resucitado,
radiante de amor por sus hermanos.
Por
eso, por el amor y la confianza que
sentían por él todos los cristianos recibían en los primeros tiempos la Sagrada
Comunión e incluso la llevaban a los enfermos, pero vinieron tiempos en que ese
amor y confianza en él, se transformó y
fue sustituida por la reverencia y el
temor, ya los cristianos sentían y veían de lejos a su Señor.
Vale
la pena recordar que acercarse a Cristo es acercarse al Resucitado que da vida
y vivifica por el Espíritu que está en él.
Y
ahora podremos preguntarnos: ¿Por qué nuestras Eucaristía son tan tristes
y tan obscuras? ¿Por qué los cristianos van cada
domingo arriscando las narices, consultando el reloj buscando que aquello
termine pronto y se entretienen incluso en su celular? ¿Por qué se ha llegado a
considerar la Eucaristía casi exclusivamente para las damas, más concretamente
para las viejitas? ¿y ya que estamos en éstas, porqué los cristianos concurren la misa solo
en las festividades, como en compromiso social o en los velorios? ¿Por qué los
cristianos se reúnen más en los aniversarios de los seres queridos “sus
difuntitos” para pedir por ellos pero ni aún así se
acercan a recibir a Cristo sacramentado?
Son
preguntas que tenemos que plantearnos con premura, para que nuestras
Eucaristías lleguen a ser un río de agua viva, un oasis para la sed de que nos agobia
y un momento donde los cristianos podamos sentirnos como verdaderos hermanos en una barca donde todos podamos
remar juntos, ya que nos espera el puerto seguro de salvación.
El
padre Alberto Ramirez Mozqueda espera sus comentarios en alberami@prodigy.net.mx.