VIGÉSIMO SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Impar. Ciclo B)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- Nm. 11,16-17. 25-29: ¡Ojalá
todo el pueblo del Señor fuera profeta!
b.- Sant. 5, 1-6: Vuestra
riqueza está corrompida.
c.- Mc. 9, 38-43. 45. 47-48: El que
no está contra nosotros está a favor nuestro.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros: Ven Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos
perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido
orar durante esta semana. Perdón Señor….
3.- Oración colecta: ¡Oh
Dios!, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia,
derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos
prometes, consigamos los bienes del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo
domingo.
- “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu
nombre…y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros” (Mc. 9, 38ss).
El
evangelio que leemos tiene dos secciones: la primera se refiere, al uso del
Nombre de Jesús (vv. 38-40), la segunda, acerca del escándalo propio y ajeno
(vv. 42-50) que hemos evitar en todo momento. Mientras Josué, pide a Moisés
prohibir a dos que comenzaron a profetizar, en la primera lectura, además, de
los otros que habían ido a la tienda a recibir el espíritu de Yahvé, vemos que
en el fondo, se quiere monopolizar el poder recibido de Dios, cosa imposible
porque es ÉL, quien designa a quien se lo concede con largueza y magnanimidad.
En el evangelio, encontramos a uno que hace exorcismos en Nombre de Jesús, pero
los apóstoles, se lo quieren prohibir porque “no anda con nosotros” (v. 38),
dice Juan. Nuevamente encontramos el celo exclusivista, estrechez de espíritu,
deseo de monopolizar el carisma. Apertura y tolerancia, es lo que vemos en la
actitud de Moisés (Nm. 11, 28-29), lo
mismo hace Jesús: “Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que
obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no
está contra nosotros, está por nosotros.» (vv. 39-40). Se cumplen las palabras
del profeta: “Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda
carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán
sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Hasta en los siervos y las siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días.” (Joel 3,1-2). Es propio de los tiempos
mesiánicos, la efusión del Espíritu, como Pentecostés, fundación de la Iglesia,
como comunidad abierta y misionera para con todos los hombres que buscan la
verdad. Los apóstoles, se creían dueños de todo lo se relacionara con Jesús,
incluidos sus poderes, más aún, depositarios únicos de su Nombre, misión,
evangelio. Pero Jesús, su evangelio, el Reino de Dios, el carisma de la
predicación y exorcismo, no son monopolio de nadie, pertenecen a la Iglesia.
Será San Pablo, quien aclare que hay muchos carismas, pero un solo Señor, un
solo Espíritu, que los reparte, un solo Dios y Padre de todos (cfr. 1 Cor.
12,4-11). Jesús está formando a la comunidad de los Doce, pero tampoco deja de
instruir a las gentes. Esto provoca en los apóstoles, la idea equivocada de
gozar de una relación exclusiva con Jesús, lo que traía una separación entre
los que estaban con ÉL, y los de fuera del grupo. El exorcista, en cuestión por
no pertenecer a los Doce, pero que actuaba en el Nombre y con el poder de
Jesús, no debía realizar tales obras, según el apóstol Juan. Hablamos entonces
del discipulado, más como un privilegio que como de un servicio, más se
trataría de una clase, que de una universalidad, le falta la experiencia
angular de mirar su condición y la de sus compañeros más en clave misionera,
evangelizadora; defiende una postura, más que difunde una enseñanza, de lo que
es o significa ser discípulo de Jesús, y lo recibido de ÉL. La corrección que
hace el Maestro, es muy sabia: si ese hombre exorciza en su Nombre y con su
poder es porque está en comunión con ÉL, a la hora de vencer a Satanás. El que
invoca ese poder necesariamente debe estar en comunión con ÉL, por lo tanto, no
puede ser enemigo suyo, que siga trabajando por el Reino de Dios, aunque no
pertenezca al grupo de los Doce. Toda esto revela que Jesús de Nazaret, posee
sentido común, sabiduría, abierto a la diversidad, expresión de un sano
pluralismo.
- “Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen…”
(Mc. 9, 42ss).
La
segunda sección (vv.42- 47), se abre y cierra con una sentencia muy positiva
(vv. 41. 50), para luego continuar con una serie de sentencias amenazadoras
contra el escándalo, que bien entendidas, poseen un carácter preventivo (vv.
42-50). Si bien, el bondadoso gesto de dar de beber es humilde en sí, su
significado crece si consideramos que el agua en esa cultura era un bien
preciado, porque muy escaso. Lo que cuenta es la motivación, hacerlo por el Mesías, por ser de
Jesús (v.41); se sugiere el precioso carácter interior de este gesto de vida y
bondad del corazón del hombre de fe. El escándalo, sin embargo, es sembrador de
muerte, lo mismo, que ser ocasión de pecado (vv. 41.42.45.47). La severidad del
discurso por parte de Jesús habla de la gravedad del asunto. Quien limita o
bloquea el camino de fe de los pequeños, miembros de la comunidad, hombres y
mujeres sencillos, que han comenzado un camino espiritual de fe, recibe
palabras muy duras de parte de Jesús. La gravedad de la pena, aplicada al
culpable, habla de la gravedad del escándalo. Los ejemplos de la mano, símbolo
de la acción, el pie, del movimiento y el ojo, ventana del mundo interior, y el
“más te vale”, viene a significar, la vida eterna, la comunión con Dios es un bien incomparable,
bien supremo: es mejor obtenerlo, aunque estemos mutilados o privados de alguno
de esos bienes corporales, antes que permanecer sanos e ir a la perdición
eterna. Bien entendido, se refiere a que si la mano, el pie y el ojo pecan, es
porque están siendo regidos, por una razón y voluntad enfermas. Hay que ir a
las causas profundas, de nada vale serviría privarse de estos miembros, hay que
intervenir en la raíz del problema. La conversión es de todo el ser humano,
comenzando por la voluntad, la mentalidad y el corazón. La mención de la sal,
se refiere a saber darle gusto, sentido sabiduría a la propia existencia
cristiana y eclesial.
b.- Meditación. ¿Qué
me dice? ¿Qué palabra o hecho de este
evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu
elección.
- “Nadie
que invoque mi nombre y haga un milagro hablará mal de mí” (Mc. 9,39). Invocar el
Nombre de Jesús, trae paz y salvación a todo quien lo invoque con fe, en los
momentos de tribulación, para dar gracias, adorar al Padre, agradecer, etc. Incluso
puede ser invocado por personas que están fuera de la Iglesia.
- “Y
el que escandalice a uno de estos pequeños…” (v.42). Me habla del respeto que
me merecen todos los creyentes.
- Entres
en la Vida…” (v.43.45.47). La conversión es diaria, de lo contrario la vida
teologal se debilita, la identificación con Jesús en la oración se pierde, la
sal pierde su sabor. La conversión es serio ejercicio de vida teologal en clave
de oración y praxis.
- Otros testimonios…
c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de
este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.
- “No se lo impidáis…” (v.39). Señor Jesús cuando sea invocado tu Nombre sea
tu Espíritu quien obre los milagros que tu voluntad disponga realizar. Te lo
pido Señor.
- “Más vale que…entres en la Vida” (vv.47-48). Señor
Jesús ayúdame a entrar cada día en comunión con tu Vida por medio de la lectura
atenta de tu Palabra, la Eucaristía, la
oración y el testimonio humilde.
Que la dispersión y distracción no me conduzcan a la gehenna que no se apaga jamás.
Te lo pido Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
- Me comprometo a invocar el Santo Nombre de Jesús para que
cada jornada quede santificada, vivificada.
5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este
pasaje evangélico: Santa Teresa de Jesús, nos
invita a la alegría propia de la fe, de creer en Cristo, y vivir para velar por
sus intereses. “Alégrate, ánima mía, que hay quien ame a tu Dios como El
merece. Alégrate, que hay quien conoce su bondad y valor. Dale gracias que nos
dio en la tierra quien así le conoce, como a su único Hijo. Debajo de este
amparo podrás llegar y suplicarle que, pues Su Majestad se deleita contigo, que
todas las cosas de la tierra no sean bastante a apartarte de deleitarte tú y
alegrarte en la grandeza de tu Dios y en cómo merece ser amado y alabado y que
te ayude para que tú seas alguna partecita para ser bendecido su nombre, y que
puedas decir con verdad: Engrandece y loa mi ánima al Señor.” (Exclamaciones
7,3).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por tu Hijo, Palabra y Sabiduría que nos comunica la vida nueva.
Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por tu Hijo, que vence a Satanás en nuestra existencia cotidiana
con la fuerza de su salvífico amor. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre desde el mundo del dolor humano, enfermedades, escándalos, falta
de trabajo, falta de diálogo etc. desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por esta Patria nuestra que nos regalaste, por su gente, niños,
jóvenes y ancianos, matrimonios y familias, que la construyen, desde ellos y
con ellos, te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por la Iglesia y sus ministros, para que guíen al pueblo de Dios
por el camino del compromiso cristiano, te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, que el ejercicio de la oración contribuya también
a crecer en conversión. Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, para el Nombre de Jesús procure todo bien para nuestro prójimo. Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Jesús, que tu santo Nombre, lo tengamos más nuestros labios para
proclamar las maravillas, que realizas en tus fieles. Te lo pedimos Señor.
- Otras peticiones…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y
abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).
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