VIGÉSIMO
SEPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Par. Ciclo B)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- Gn. 2, 4.7.18-24: Serán los dos una sola carne.
b.- Hb. 2, 9-11: El santificador y los santificados
proceden todos del mismo.
c.- Mc. 10, 2-16: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el
hombre.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros: Ven Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de
escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana.
Perdón Señor….
3.- Oración colecta: Dios
todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de
los que te suplican; derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres
nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos
atrevemos a pedir. Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo
domingo.
- “¿Puede el marido repudiar a su mujer? …” (Mc. 10,2ss).
El
evangelio nos presenta dos secciones: la primera, se refiere a la pregunta
sobre el divorcio de parte de los fariseos (vv. 2-12), y la segunda, es la
bendición de Jesús a los niños (vv.13-16). Jesucristo, que derribó los muros del
odio entre los hombres, restablece la
unión matrimonial, como camino de santidad. Son los fariseos, los que quieren
saber la opinión de Jesús, acerca del tema de la licitud del divorcio, y ÉL les
habla de la indisolubilidad del matrimonio. Se remite al proyecto original de Dios Padre,
sobre la unión del hombre y la mujer
(Gn.1,27; 2,24). Esta realidad, se opone
a la tolerancia de Moisés, que permitió el divorcio. El varón podía dar un acta
de libertad a su mujer, siempre que encontrara algo que le desagradara de su
esposa (cfr. Dt. 24,1). Cristo Jesús, interpreta la resolución de Moisés, como
una concesión inevitable, por la dureza de corazón de los judíos, incapaces de
una mayor grandeza moral. Con el poder de su palabra, declara abolida esa
normativa de Moisés, al traer a la memoria el plan original de Dios, respecto
del matrimonio y de la familia; proyecto que no se conjuga con la ruptura
matrimonial, por medio del divorcio. La indisolubilidad, según Jesús, nace del
propio matrimonio, no es una ley externa a esa realidad, está en su misma
naturaleza. Hombre y mujer, están hechos el uno para el otro, en absoluta
igualdad, unidos en matrimonio; forman una sola carne, por voluntad de Dios.
Por eso concluye: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (v. 9). A
esta realidad unirá más tarde Pablo, el componente cristológico y eclesial, el
matrimonio cristiano representa el amor de Cristo-Esposo por la Iglesia- Esposa
(cfr. Ef. 5, 21-33). El proyecto matrimonial y familiar se construye cada día,
creyendo en el amor de Dios que los llamó y creciendo en este amor que se fortalece con el
ejercicio de amar cada día, con mayor madurez personal, tenacidad, reflexión
mutua, generosidad. En el matrimonio,
siempre se está empezando a querer a la persona amada, siempre se la va
conociendo, asumiendo como es, lo que es, lo que aporta perdonando, madurando,
como personas y como cristianos. Madurez donde el amor aprende a dar y darse y
compartir más que a recibir y disfrutar. Hay que cultivar la responsabilidad, la capacidad de sacrificio, lo contrario, el
egoísmo lleva la ruina a una relación. De solo pensar, en una unión
matrimonial, abierta desde el comienzo a la idea de la separación, o divorcio,
es hacer nula esa relación. El amor es verdadero, es total y sin límites de
tiempo, para siempre, el amor es eterno. El amor, hay que educarlo cada día, y
recrearlo, entre alegrías y penas, hijos que llegan y crecen, en el diálogo
familiar. El matrimonio cristiano, es una realidad sacramental, vocación a la santidad,
signo eficaz de la gracia de Dios y de la salvación activa. Los contrayentes,
se hacen entrega de la salvación, por medio de la gracia del sacramento: vivir
esa unión entre ellos, con Cristo Jesús. Todo auténtico amor viene de Dios,
como de su fuente y a ÉL tiende; conjugados el amor humano y cristiano. Los casados por la
Iglesia, deben mantener una viva unión con Dios por medio de los Sacramentos,
especialmente la Reconciliación y la Eucaristía, la oración, cual fuego ardiente no puede
faltar en ese hogar. Dios les ayudará a profundizar en el mutuo amor a ÉL y a
su primer prójimo.
- “Dejad que los niños vengan a mí…y los bendecía” (Mc.10,
13ss).
En un
segundo estadio, vemos a Jesús rodeado de niños a los cuales bendice y los
propone como los mejores receptores del Reino de los Cielos, su dependencia del
padre y la madre, nos sirve de imagen que refleja nuestra dependencia de Dios
Padre. Con ellos, sus padres, el niño es feliz y se siente seguro, lo mismo
nosotros, si adoptamos la actitud de niños pequeños, que tienden sus brazos
hacia su Padre Dios del Cielo. Se trata de revivir ante Dios, nuestra filiación
divina, realidad que recreamos exclusivamente ante Dios con su Hijo, en su
Hijo. La vida cristiana, debe ser un continuo vivir en relación con el Padre,
esperarlo todo de su bondad, es el último grado de la pobreza espiritual. Hacer
su voluntad y servirlo, da plenitud al corazón del hombre, es el gozo que el
Padre derrama en este hijo muy amado, su alegría de ser Padre.
b.- Meditación. ¿Qué
me dice? ¿Qué palabra o hecho de este
evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu
elección.
- “El
los hizo varón y mujer…” (v.6). Me dice que una de las manifestaciones de la
unión con Dios, es el matrimonio cristiano, lo mismo que el sacerdocio y la
vida religiosa. Se trata de manifestar la unión de amor entre Cristo y la
Iglesia.
- “Los
dos serán una sola carne” (v.8). La familia es el lugar donde el amor hace
germinar el encuentro entre las personas, el yo se hace nosotros, comunión, y a
las diferencias, con el ejercicio de las virtudes, se superan porque es el amor,
el vínculo de unión y crecimiento personal.
- “Dejad
que los niños venga a mí” (v.14). Me dice que la bendición de Jesús alcanza la
vida entera, no sólo la niñez, sino hasta la vida entera.
- Otros testimonios…
c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de
este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.
- “Lo
que Dios unió, no lo separe el hombre” (v.9). Señor Jesús, te pido por todos
los matrimonios cristianos para que vivan su vocación hasta el final, coronados
por el amor y respeto de sus hijos.
- “Los
bendecía poniendo las manos sobre ellos” (v.16). Que tu bendición llegue Señor
no sólo a los niños, sino sobre todos a los enfermos, ancianos, los que más te
necesitan. Te lo pido Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
- Me comprometo a vivir mi vocación en clave de Alianza.
5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este
pasaje evangélico: Teresa de Jesús, vivió la
gracia del matrimonio espiritual con Cristo Jesús. “Oh hermanas mías, ¡qué
olvidado debe tener su descanso, y qué poco se le debe de dar de honra, y qué
fuera debe estar de querer ser tenida en nada el alma adonde está el Señor tan
particularmente! Porque, si ella está mucho con El, como es razón, poco se debe
de acordar de sí; toda la memoria se le va en cómo más contentarle, y en qué o
por dónde mostrará el amor que le tiene. Para esto es la oración, hijas mías;
de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras.”
(7M 4,6).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por ser Trinidad Santa Unidad, y así participar como familia en
tu vida de comunión. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por tu Iglesia, familia de familias, para crecer en la fe y
adhesión a tu Hijo y a su Evangelio. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre, desde los que tienen problemas matrimoniales y familiares,
desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Te
alabamos Jesús desde todos los niños cristianos, desde ellos y con ellos te
alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por tu Iglesia para que viva la Alianza de amor que estableciste
en la Cruz y Resurrección con todos nosotros. Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por la estabilidad de los matrimonios y familias cristianas en todo el mundo. Te lo
pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por los jóvenes que se proyectan en un futuro matrimonio, para
que la unión con Cristo sostenga esa opción en tiempo. Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por la fidelidad de los esposos cristianos a sus promesas
matrimoniales. Te lo pedimos Señor.
- Otras peticiones…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y
abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).
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