REFLEXIÓN DEL EVANGELIO

JUEVES XXVI ORDINARIO: LUCAS 10: 1-12

SIXTO GARCÍA

 

PRIMER PUNTO: EL TEXTO:

 

          Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las poblaciones y sitios adonde él había de  ir. Pero antes les dijo: “Las mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id, pero sabed que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. Su entráis en una casa,  decid p rimero: ´Paz a esta casa´ Y si hubiera allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a ustedes, Permanezcan en la misma casa, coman y beban lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayan de casa en casa. Si entran en un pueblo y los acogen, coman lo que les pongan; curen los enfermos que haya en él, y díganles: ´El Reino de Dios está cerca de ustedes. Si entran en un pueblo y no los acogen, salgan a las plazas y digan: ´Sacudimos sobre ustedes hasta el polvo de su pueblo que se no has pegado a los pies. Sepan, de todas formas, que el Reino de Dios está cerca. Les digo que aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquel pueblo.”

 

SEGUNDO PUNTO: “EL CONTEXTO DEL TEXTO:

 

1) Lucas es el único evangelista que nos presenta “dos envíos” apostólicos: primero el de los Doce (Lc 9: 1-6), y luego, el de los Setenta (“Setenta y dos,” según algunas traducciones), en el texto del Evangelio de hoy, Lucas 10: 1-12.– Aquí es necesario considerar lo siguiente.

                   a) Se han debatido las opciones posibles: “Setenta,” o “Setenta y dos” – el texto crítico del griego original opta por “setenta” (“hebdomekonta”) porque conecta muy bien con la Cristología de Lucas, en la cual Jesús es algo así como un nuevo Moisés, el gran profeta y legislador de Israel – En el libro de los Números, 11: 16-17, Moisés, implorando ayuda del Señor para gobernar a un pueblo tan numeroso, recibe la orden de escoger setenta “ancianos” (“anciano,” “presbyteroi” en la traducción griega de la Biblia Hebrea, designa a personas reconocidas por su sabiduría y santidad), los cuales reciben el espíritu de profecía (Números 11: 25) – La alusión a los “Setenta” en el envío de los Doce (Lucas 9: 49;  cf, Números 5: 26-30), indica que debe traducirse por “Setenta” –

                   b) ¿Es ésta acaso una disputa entre eruditos, sin valor para el Pueblo de Dios? No, se suyo, tiene una gran importancia, porque define muy bien la Cristología de Lucas: Jesús es el Nuevo Moisés, el nuevo y definitivo profeta, ya anunciado en tiempos antiguos (Deuteronomio 18: 15-18).

                   c) Jesús los envía como mensajero – aunque la palabra griega que designa tal función, “angeloi” (plural de “angelos,” mensajero – también, “ángel”) no se usa aquí, el verbo “apostelo,” enviar, nos dice que Jesús los envía por delante de él (literalmente, en el griego, “pro prosopou autou” – “por delante de su faz”), a aquellos lugares “donde él había de ir” – En la cultura semita de la época, “la faz,” “el rostro,” “la cara,” designaba a la persona entera.

                   d) ¡Esto es clave! Los discípulos cuya misión es secuela de la de los Doce, son enviados a preparar el camino de Jesús, ¡a aquellos lugares a donde Jesús había de ir! Jesús envía  a estos Setenta como “precursores” suyos (la misión de Juan el Bautista) para preparar los corazones para recibir el Evangelio de vida

                   e) Tanto el texto de Lucas 9: 1-6 – el envío de los Doce) como el texto del Evangelio de hoy, tiene su paralelo en Mateo 10: 1-16 – en ambos textos recurre la afirmación: “el obrero merece su salario” (vs. 7) – tenemos otros testimonios bíblicos parecidos: Mateo 10: 10;  1 Corintios 9: 14; 1 Timoteo 5: 18) – ¡los que proclaman y testimonian el Evangelio, con humildad y pasión, hacen el trabajo más esencial, más definitorio de nuestra existencia humana! ¡Y eso se aplica a todos los cristianos, obispos, sacerdotes y laicos! -  El papa Francisco ha hablado frecuente y repetidamente contra los peligros del clericalismo, y ha dicho: “El reloj de la historia se ha detenido en la hora del laico” – ¡Nosotros los laicos somos también, y hoy en día, en la Iglesia del Vaticano II, de forma privilegiada, testigos y proclamadores del Evangelio! ¡Merecen su sustento, es decir, el apoyo material y espiritual de la comunidad”!

                   f) Jesús les advierte a estos “mensajeros que irán delante de su rostro” (vs. 1) que “se queden en esa casa (que los ha acogido) se vincula con la advertencia que hace a los Doce (Lucas 9: 4) – La intención es muy simple: los “falsos profetas” tenían la costumbre de ir de casa en casa, embaucando a la gente del pueblo (2 Timoteo 3: 6).

                   g) Jesús los envía con la misión de proclamar el Reino de Dios, y sanar. Estas dos dimensiones de los misioneros cristianos la hemos visto en el relato del envío de los Doce: Lucas 9: 2) y en la Cristología de Lucas, define la misión de Jesús y aquellos que él envía: Lucas 4: 18, 40-44;  6: 17-18;  8: 1-2  - ¡Proclamar y sanar! Los dos son inseparables – la Palabra de Dios tiene la virtud de sanar, de renovar, de tornar la desesperación en esperanza, la tristeza en alegría - ¡La Palabra de Dios tiene poder, poder pascual, en sí misma, que no depende de nuestra reacción emocional – hace lo que habla, realiza lo que simboliza! (Isaías 55: 10-11)

          2) Quisiera reflexionar de modo particular sobre los textos de este Evangelio que presagian persecución a los testigos y mensajeros de la Palabra:

                   a) Jesús les dice que los envía “como corderos en medio de lobos” – El contexto es obvio: Jesús y los suyos están atravesando Samaria, territorio hostil, peligroso, para los judíos – En el año 515 A.C., terminó la re-construcción del Templo de Jerusalén, destruido por los caldeos en el 586  A.C. La reconstrucción fue un evento marcado por la exclusión de los samaritanos; excluidos del sitio más sagrado en la ciudad sagrada, los samaritanos optan por dar culto a Dios no en Jerusalén, de donde habían sido excluidos, sino en su propio templo en el Monte Garizim (Jn 4: 20) – añadido a todo esto, estaba la discriminación religiosa y racial que los judíos albergaban contra los samaritanos – descendientes de la mezcla racial de pueblos paganos y judíos que habían permanecido en los restos del Reino del Norte, destruido por el rey asirio Sargón II en el 722 A.C., eran considerados racialmente impuros y religiosamente heréticos y paganos (cf. los 5 templos edificados a dioses paganos en el antiguo Israel, en territorio de Samaría: 2 Reyes 17: 27-33) – los samaritanos ya habían demostrado su hostilidad a Jesús y los suyos (Lucas 9: 53).

                   b) Hay textos que implican rechazo: en el versículo 5, Jesús les dice que si entran en una casa, digan primero, “Paz a esta casa,” – si hay alguna persona de corazón pacífico, la paz vendrá sobre ella, pero si no, “volverá a vosotros” - ¡Hay casas en las cuales la Palabra de Dios no será acogida!

                   c) Jesús pasa entonces de las casas que no reciben la palabra a los pueblos: el versículo 10 nos presenta a Jesús diciendo a los suyos: “Si entran a un pueblo y nos los acogen, salgan a la plaza y digan: ´Sacudimos sobre ustedes hasta el polvo de su pueblo que se nos ha pegado a los pies.” – La palabra “hasta,” o “inclusive” (griego, “kai”) es deliberadamente enfática.

                   d) Jesús no escatima palabras: ¿Cuál será el castigo que estas ciudades atraerán sobre sí?: “Habrá menos rigor para Sodoma que para aquel pueblo” - ¡Sodoma! Junto con Gomorra, la ciudad símbolo (hasta el día de hoy) de corrupción y degeneración moral! (Génesis 13: 13;  Isaías 3: 9; Ezequiel 16: 48, 56)

                   e) PERO, el gran pecado de los habitantes de Sodoma fue el traicionar la hospitalidad de los enviados de Dios para llamarlos a conversión (Génesis 19: 1-23) – Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento citan la arrogancia de estas ciudades y su destrucción como advertencia para futuras generaciones: Deuteronomio 29; 23;  Isaías 1: 9;  13: 19;  Jeremías 23: 14; Carta de Judas 7;  2 Pedro 2: 6;  Romanos 9: 29) - ¡El rechazo de la graciosa invitación de Dios a la penitencia y al arrepentimiento!

 

¿QUÉ NOS DICE A NOSOTROS TODO ESTO, HOY?

 

          1) “Obsequium amicos, veritas odium parit” (“Los halagos te granjean amigos, hablar la verdad engendra odio”) Cicerón (106 – 43 A.C.): “De Amicitia,” XXIV, 89

          2) Las palabras de Cicerón tienen la misma vigencia hoy que en la antigüedad clásica - Hoy, como en la Iglesia de los apóstoles y discípulos de Jesús, el Señor nos envía como “corderos en medio de lobos” - El Evangelio de la justicia, la compasión y el amor - ¡no es muy popular hoy en día! -  Como en Sodoma, como en las casas y ciudades aludidas por Jesús en su comisión a estos “Setenta” enviados, ¡vamos a ser rechazados, vamos a tener puertas cerradas en nuestras narices!

          3) PERO, este rechazo no viene, principalmente, de “los de afuera” – los ateos, aquellos lastrados por prejuicios anti-católicos, los secularistas - Muchos de nuestros “hermanos y hermanas” de parroquia, cuyo catolicismo indolente, arrogante, cómodo, obsesionado por el poder y el dinero, por un lado, y por el otro, enmascarando todo esto hipócritamente, con una “fiel asistencia” a la Misa de 10 los domingos - ¡”buenos católicos,” que no fallan una Misa los domingos, que reciben con cara piadosa la hostia, pero que ignoran el corazón del Evangelio: la justicia, la compasión, la misericordia hacia los pobres, hambrientos, despreciados, marginados!

          4) ¡Estos son también os “lobos” en medio de los cuales somos enviados! Menos peligro representan para la Iglesia los que la atacan desde afuera, las fuerzas anti-católicas, que los que vituperan al Papa Francisco por su Magisterio social (aquí, en EEUU, las estadísticas demuestran que un 65-70% de sus críticos son “buenos católicos” de parroquia)

          5) ¿Nos dejamos amedrentar, asustar, acobardar, amilanar, `por aquellos que desfiguran el Evangelio con sus arrogancias, sus obsesiones con el poder y el dinero, por aquellos que, movidos por el miedo y la ignorancia, y amparándose detrás de su pretendida “fidelidad” a la fe de la Iglesia, reducen el Evangelio a prácticas devocionales individuales, ignorando, abandonando, despreciando, las palabras “duras” de Jesús?  A fin de cuentas, todos tendremos que oír, ante el rostro de Jesús, un día: “Porque tuve hambre, porque tuve sed, porque era un inmigrante, y tú . . . . ¿Qué?

          6) ¡Qué alegría, qué libertad, saber que vamos como corderos en medio de lobos! Porque esto significa que estamos, radicalmente, apasionadamente, vulnerablemente, riesgosamente, abrazados a la Cruz de Jesús - ¡y sólo allí hallamos la paz y la salvación! Y, de paso, oímos esas dulces y subversivas palabras:

                   a) “No tengas miedo, que yo estoy contigo. No te angusties, que yo soy tu Dios” (Isaías 41: 10)

                   b) No temas, que yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío” (Isaías 43: 1).