TRISÉGIMO
SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Par. Ciclo B)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- 1Re 17, 8-16: La viuda hizo un panecillo y se la dio a
Elías.
b.- Hb. 9, 24-28: Cristo se ha ofrecido una sola vez para
quitar los pecados de todos.
c.- Mc. 12, 38-44: Jesús juzga a los escribas y la viuda pobre.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros: Ven Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar
su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón
Señor….
3.- Oración colecta: Dios
omnipotente y misericordioso, aparte de nosotros todos los males, para que,
bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu
voluntad. Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo
domingo.
- “Guardaos de los escribas, que gustan…de ocupar los
primeros puestos en las sinagogas, banquetes…” (v. 38ss).
Este
evangelio nos presenta la conclusión de las controversias de Jesús con los
escribas, fariseos y autoridades de Israel (vv. 38-40); como contrapunto,
tenemos el testimonio de una viuda pobre del templo (vv. 41-44). En un primero
momento, Jesús descubre la hipocresía de los maestros de la ley, que con sus
actitudes y comportamiento han opacado la verdadera piedad hebrea. Si bien, son
conocedores de la Escritura, sacan provecho personal de ella: son asiduos en
visitar la sinagoga, pero su corazón está lejos de la humildad y justicia. Sus
oraciones, son para ser vistos por los demás, preocupados de su apariencia
exterior, buscan los primeros puestos, amantes del dinero, etc. El juicio de
Dios, será muy severo con ellos (v.40; cfr. Mc. 12, 40). En esa sociedad, la viuda,
el huérfano, el pobre, son bíblicamente hablando, objeto especial del amor de
Dios, que los defiende de los poderosos y opresores (cfr. Dt. 10,16-29; Ex.
22,21-23).
- “Jesús se sentó frente al arca de del templo… llegó una
viuda pobre y echó dos moneditas” (v. 41ss).
En un
segundo apartado, Jesús pone su mirada en la ofrenda de una pobre viuda, a
quien coloca como modelo de piedad
confiada en Dios, en oposición a la de los representantes de la fe oficial del
culto judío en Israel. Ella manifiesta su fe, en un acto de gratuidad hacia los
demás. Jesús, sentado, observa cómo los fieles echan sus ofrendas en el cepillo
del templo, los ricos echan grandes cantidades de dinero, llegó una viuda que
depositó dos monedas de muy poco valor (v. 42). Al ver este gesto, Jesús
reacciona: había acusado a los escribas de hipócritas e injustos, propone a la
viuda, como modelo de vida para sus discípulos, porque dio todo lo que tenía
para vivir, es decir, entregó su vida a Dios simbolizada en esas dos moneditas
(v. 44). Ella es ícono de la auténtica
piedad hebrea, la del verdadero Israel, no ha opacado la religión que se
profesa en el templo, como los escribas y fariseos. Ella, como Jesús, considera
el templo, como casa de oración, por ello, pone sus vida en manos de Dios (cfr.
Mc. 11, 17). Colocar las dos moneditas
en el cepillo del templo, significa que lo da todo por el culto a Dios y los
pobres. Desde su pobreza, sin ser experta en las Escrituras, y sin conocer a
Jesús, pone en práctica la gratuidad del amor, tema esencial del Evangelio de
la gracia. Sin ser explícitamente discípula de Cristo, da su vida, como el
Mesías (cfr. Mc.10, 45). Ella anticipa la entrega que hará Jesús, en abandono
amoroso en Dios y gratuidad por la salvación de toda la humanidad. Es el Reino de
Dios que se hace presente, reflejo de su gracia, puesto que ella lo ha ofrecido
todo lo que es y lo que posee. El evangelista quiere insistir en el valor del
pobre, como acogedor del Reino de Dios, y la novedad que trae Jesucristo; ambas
viudas una pagana y otra judía, se presentan como activas participantes de la
historia de la salvación y modelos de creyentes para los cristianos. Sólo el
pobre da todo y se entrega a Dios confiadamente, vive el gozo de la gratuidad,
de no sentirse dueño de nada, no apega su corazón a los bienes. Sabe estar en
la comunidad, da culto al Dios único y verdadero, y su presencia se mide, no
por lo que viste, sino por su humilde donación de sí misma. El amor en la
viuda, nos da su talla interior, el puñado de harina y las moneditas, son oro
purísimo, su actitud de entrega amorosa, la hace digna de todo elogio e
imitación a lo largo de los siglos.
b.- Meditación. ¿Qué
me dice? ¿Qué palabra o hecho de este
evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu
elección.
- “Guardaos
de los escribas…” (v.38). La sabiduría de Jesús descubre las intenciones del
corazón del hombre religioso, su mirada me contempla, me mira y sabe todo lo
que hay en mí.
- “Muchos
ricos echaban mucho…la viuda pobre echó dos moneditas” (v. 42). Todo lo nuestro
es don de Dios, comenzando por la vida, la fe, las obras, siempre ÉL tiene la
iniciativa. Sólo Dios basta.
- Otros testimonios…
c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de
este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.
-
“Guardaos de los escribas…tendrán una sentencia más rigurosa” (v.38). Señor
Jesús, líbrame de la vanidad, que todo lo que pueda enseñar sea para que los
hombres te conozcan y amén mejor. Te lo pido Señor.
- “Os
digo que esta viuda ha echado más…” (v.43). Señor Jesús, que como la viuda,
pueda darte la vida, el corazón y la voluntad, antes que las monedas. Te lo
pido Señor.
- “Ha
echado de lo que necesitaba para vivir” (v.44). Señor Jesús, que como la viuda,
aprenda a darme todo al Todo, y al prójimo. Te lo pido Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
- Compromiso. Darse a Dios y a los
demás en la vida cotidiana.
5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este
pasaje evangélico: Santa Teresa de
Jesús, encontró a Jesús de Nazaret, pobre, aprendió contemplándole crucificado aprendió el valor
de la pobreza. “En tornando a la oración y mirando a Cristo en la cruz tan pobre y desnudo, no
podía poner a paciencia ser rica. Suplicábale con lágrimas lo ordenase de
manera que yo me viese pobre por ÉL” (Vida 35,3).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por tu Hijo, que en su mirar, nos descubre lo que somos, te
alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre, porque nos enseñas la humildad de dar lo que somos y tenemos,
te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre, desde los pequeños, huérfanos, pobres y viudas, desde ellos y
con ellos te alabamos Señor.
- Te
alabamos Señor, desde los viudos y viudas, los enfermos y necesitados de
cariño, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre por tu Iglesia, para que el culto divino vaya unido a la práctica
de la justicia, misericordia y compasión con el pobre. Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por los que han perdido al esposo o la esposa, para que tu amor
divino les ayude a superar eso momento difícil. Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por este Mes de María que comenzamos pronto para que la
intercesión de la Virgen, nos ayude a ser mejores cristianos. Te lo pedimos
Señor.
- Te
pedimos Señor por los enfermos, los que niños que se acercarán al banquete eucarístico por primera vez, y
los jóvenes que recibirán la Confirmación para que su compromiso con su fe sea
fecundo en frutos de santidad. Te lo pedimos Señor.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y
abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).
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