«HACIA LORETO»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para el 32°
domingo durante el año
[11 de noviembre de 2018]
Falta una semana para la peregrinación
al Santuario de Loreto. Como realizamos desde hace varios años, el tercer domingo
de noviembre, o sea el próximo domingo 18, celebraremos el día de los Santos
Mártires de las Misiones, con la peregrinación, la Misa central a las 9 horas y
las distintas actividades que se han organizado en Loreto. Por esta razón hemos
suspendido todas las Misas del domingo por la mañana significando el
acontecimiento que celebramos. Muchos peregrinos irán a pie saliendo de distintos
lugares prefijados de la provincia. En Posadas saldrán desde la Parroquia de
Fátima el sábado por la tarde, así como desde Alem, y
desde Jardín América. También irán en peregrinación centenares de ciclistas y
en otras movilidades. Desde Loreto profundizaremos nuestra memoria y lo vivido
en la evangelización de la Iglesia en nuestra región de Misiones. La memoria
nos permite ganar en identidad y en consistencia para encarar los desafíos
pastorales de nuestra época. También Loreto es una expresión de comunión, como
familia reunidos junto a los Santos, quienes fueron testigos de la fe, y junto
a María de Loreto, la Madre que convoca en su casa.
En esta celebración recordamos la
epopeya, muchas veces olvidada, que vivieron estos pueblos. En Loreto se
concentra la historia, la grandeza y los sufrimientos de un pueblo que vivió el
crecimiento y también la muerte y esclavitud provocada por los bandeirantes portugueses, obligándolos a huir de la
región del Guayrá,
y a vivir la proeza de bajar por el Paraná de la mano del tan querido P.
Antonio Ruiz de Montoya, con miles de indígenas con quienes realizaron la
refundación de dichas reducciones en las actuales Loreto y San Ignacio. En
nuestro Santuario también tenemos especialmente presente al P. Antonio Ruiz de
Montoya, tan querido por sus hijos y hermanos indígenas quienes dieron fiel
cumplimiento a su pedido de que sus restos, descansen en Loreto: «No permitan
que mis huesos queden entre españoles, aunque muera entre ellos; procuren que
vayan donde están los indios mis queridos hijos, que allí donde trabajaron y se
molieron han de descansar». Para cumplir este deseo, un grupo de guaraníes
viajó de Loreto hasta Lima para buscar sus restos, los cuales descansan en
nuestro Santuario.
Nuestra celebración coincidirá con la
II Jornada Mundial de los pobres, instituida por el Papa Francisco, que este
año lleva por lema: «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó» (Sal 34,7). En su
mensaje para esta jornada, el Papa nos dice que: «Las palabras del salmista las
hacemos nuestras desde el momento en el que también nosotros estamos llamados a
ir al encuentro de las diversas situaciones de sufrimiento y marginación en la
que viven tantos hermanos y hermanas, que habitualmente designamos con el
término general de “pobres”.»
Y solo los pobres y sencillos pueden
expresar la sed profunda de Dios que se hace patente en algunas manifestaciones de la piedad
popular. La peregrinación, la visita a los santuarios, son una expresión clara
de fe de nuestra gente. El Documento de Aparecida señala que en la profunda
religiosidad popular aparece el alma de los pueblos latinoamericanos, y
constituye el precioso tesoro de la Iglesia Católica en América Latina que hay
que promover y proteger. «Esta manera de expresar la fe está presente de
diversas formas en todos los sectores sociales, en una multitud que merece
nuestro respeto y cariño» (cfr. DA 258). «Entre las expresiones de esta
espiritualidad […] destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al
Pueblo de Dios en camino. Allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso
en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera. Cristo
mismo se hace peregrino, y camina resucitado entre los pobres. La decisión de
partir hacia el Santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un encuentro
de amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la
ternura y la cercanía de Dios. El amor se detiene, contempla el misterio, lo
disfruta en silencio. También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor
y de sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor
expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo
que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva experiencia
espiritual» (DA 259).
El próximo 18 de noviembre nos
encontraremos en Loreto, celebrando la Memoria de los Mártires de las Misiones,
junto a nuestra Madre de Loreto, en su Casa.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo
domingo!
Mons. Juan
Rubén Martínez,
obispo de Posadas.