XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B.
LA META ESTA
PREPARADA
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Y el pódium a punto. Quienes hemos recibido y
aceptado la Fe, estamos situados en la “pole positiun”.
Tal sería el lenguaje de Jesús si os estuviera hablando hoy a muchos de
vosotros, mis queridos jóvenes lectores, respecto a lo que nos espera al final
de nuestra vida temporal. Él advertiría que en la otra existencia, la que no
encarcela en la celda y barrotes del espacio/tiempo, el podio no tendrá solo
tres niveles y el himno no sonará en honor de uno solo, el que ocupa el primer
lugar. Se observará, escuchará y vera, el cántico solemne del Santo, Santo,
Santo… inmensas veces repetido y nunca monótono, ni cansino.
2.- La muerte nos aterra a veces de tal manera, que
algunos se mueren de tanto miedo que tienen a morirse. Recordad que la muerte
es un fenómeno que la inmensa mayoría de seres vivientes no conocen. El final
de la gigantesca aglomeración de los especímenes unicelulares es la división
del individuo. Seguramente estudiasteis la mitosis, meiosis, gemación, etc. de
los unicelulares. Probablemente recordareis muy poco, pero algo reviviréis
ahora que me estáis leyendo. Muerte y nacimiento de muchas entidades vivas, no
son fenómenos reales, más bien será multiplicación o aparición subsiguiente las
realidades que los perpetúan.
Como hay tanta ignorancia por una parte y desbordamiento
de fenómenos apabullantes, muchos de entre aquellos que “no se mueren de
miedo”, prefieren tratar de ignorarla. Su muerte y la de los demás. O camuflan
el deseo de supervivencia, suyo y el de los otros, con expresiones como
“siempre estarás o mi corazón o en mi memoria”. Algo así como si dijeran: ahora
mismo te archivo en el disco duro de mi cerebro. Triste y pequeño valor para
nuestro futuro.
3.- Me decía un sabio amigo que en América del
Norte, ha desaparecido la mención de la muerte en el convivir. No se habla de
ella, se supone, pero no se habla de ella. Como cuando alguien necesita
satisfacer cierta función biológica, estando sumergido en una acalorada reunión
o discusión. Se limita a decir: perdón, vuelvo en un momento y todos saben que
ha salido para ir al WC. Nuestro universo, digamos más bien nuestra galaxia,
por encuentros imprevistos con astros despistados o asteroides fugitivos, por
ser fagocitados por un agujero negro, que seguramente existen, aunque seamos
incapaces de observarlos ópticamente, está destinada a un destrozo total o a
una extinción de su dinamismo por la simple entropía. Debemos respetar nuestro
entorno físico, es un deber. Pero sin ignorar que es limitado.
4.- ¡Dios mío, en qué berenjenal os he metido! mis
queridos jóvenes lectores. Y todo por quereros hablar del contenido del
evangelio de la misa de hoy. Dice el texto que el Maestro advierte que después
de un gran cataclismo, verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran
poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los
cuatro vientos del extremo de la tierra al extremo del cielo…. El cielo y la
tierra pasarán, mis palabras no pasarán.
Lo importante es que estamos convocados, debemos
tener el oído y la vista espiritual a mano y atentos a la llamada que en
cualquier momento podemos recibir. Porque, ahora desciendo a lenguaje popular,
“al freír será el reír”, o “el que ría el último, reirá mejor”. Olvidar estas
verdades, como observaréis en vosotros mismos o en vuestro entorno, conduce a
un deterioro personal. Poco a poco iréis desmejorando. Continuará la diversión
quizá, pero desaparecerá la felicidad.
Estad atentos, de un momento a otro puede sonar el
teléfono vital y recibir una llamada. No dejéis pasar la promesa de una
inmejorable situación que se os anuncia. Estad preparados, rezad para que no os
durmáis, y rezad también por mí y por los demás.
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