ADVIENTO
– DOMINGO I C
(2-diciembre-2018)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Pongamos
nuestros corazones en modo Navidad
ü Lecturas:
o Profeta
Jeremías 33, 14-16
o I
Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 3, 12—4, 2
o Lucas
21, 25-28. 34-36
ü El
31 de octubre se celebra el Halloween,
una fiesta de origen pagano, importada, pero que tiene un encanto particular
porque se ha constituido en un espacio en el que los niños se disfrazan y
divierten. No se sabe quién está más feliz: si los niños, que salen a pedir dulces
de casa en casa; o sus padres, felices de vestir a sus niños de forma muy
creativa. Como es la fiesta de los niños, y ellos son el tesoro más precioso de
la sociedad, le perdonamos al Halloween
sus oscuras raíces y su naturaleza foránea.
ü Después
de la fiesta de los niños, las ciudades se ponen en modo Navidad: pesebres, árboles con luces y estrellas de Belén,
figuras de Papá Noel y los ángeles. Todo esto constituye un maravilloso potpurrí
de tradiciones, creando un ambiente inigualable. La invitación que nos hacen
las lecturas de este domingo de Adviento es a programar nuestros corazones en modo Navidad, es decir, nos motivan a
no quedarnos exclusivamente en la preparación de la escenografía, sino ir al significado
profundo de estas celebraciones.
ü Los
personajes del tiempo de Adviento son los profetas, Juan Bautista, María y
José:
o Los
profetas anuncian la venida de un Mesías que transformará la historia, no solo
del pueblo elegido, sino de la humanidad, y será de la familia de David; Él instaurará
un orden nuevo basado en la justicia y el derecho.
o Juan
Bautista proclama que esa promesa se ha cumplido y que el Mesías esperado ya
está presente en medio de ellos. Es necesario, pues, preparar las mentes y
corazones para acoger su mensaje.
o María
ha sido escogida para ser la madre del Salvador. Una responsabilidad inmensa
que ella acepta con humildad y obediencia. Y para ello cuenta con el apoyo
irrestricto de José quien, después de superar un intenso conflicto interior al
descubrir que su prometida estaba embarazada, entiende el plan de Dios y ofrece
toda su colaboración.
ü Estas
son las grandes figuras del Adviento que nos comunicarán potentes mensajes de
espiritualidad a lo largo de estas semanas.
ü No
podemos quedarnos en las formas externas. Todo este despliegue de luces y
decoración, ¿qué significa? Infortunadamente, muchas personas se quedan en la superficialidad
de la decoración y en las promociones comerciales. Toda esta parafernalia nos
recuerda un acontecimiento que cambió el rumbo de la historia:
o El
pecado había producido una grave ruptura en las relaciones entre Dios y la
humanidad. Fue la libertad humana la que decidió dar la espalda a Dios y quiso realizar
su proyecto egoísta de creer que éramos amos y señores del universo, y no administradores
de la casa común.
o En
su amor misericordioso, Dios quiso establecer una alianza o pacto privilegiado
con un pueblo del Oriente, para así preparar el camino para la redención de la humanidad.
o Cuando
llega la plenitud de los tiempos, Dios Padre envía a su Hijo al mundo para que
asuma nuestra condición humana, y para ello pide la cooperación de una hermosa
campesina judía.
o Nunca
nos cansaremos de meditar en este misterio: el Hijo eterno del Padre se despoja
de los atributos de la divinidad para ser como uno de nosotros, en todo menos
en el pecado.
o Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero hombre, es el lugar de encuentro entre lo divino y
lo humano, entre el cielo y la tierra. El abismo que se había creado por el
pecado ha sido superado. Él es el camino que nos conduce a la casa de nuestro Padre
común.
ü El
misterio de la Encarnación destierra cualquier lectura pesimista de la vida
humana, pues Jesucristo está en medio de nosotros. Él encabeza nuestra peregrinación.
¿Por qué temer? Todo lo creado se llena de sentido, pues ya no es posible
hablar de un divorcio entre lo material y lo espiritual. Cristo es la síntesis
que recapitula lo divino y lo humano. Por eso una espiritualidad, inspirada en
el misterio de la Encarnación, es alegre, optimista y se opone a esas visiones
negativas sobre el progreso y el deseo de cambiar las estructuras sociales, que
tanta fuerza tienen en nuestro tiempo.
ü Durante
el Adviento y la Navidad abundan las reuniones sociales para cantar
villancicos, rezar la novena y comer deliciosos platos propios de esta época.
Es maravilloso encontrarnos con la familia y los amigos. Pero ¡atención! No perdamos
la perspectiva, ya que los grandes protagonistas son los niños. Los adultos
debemos evitar aquellos comportamientos que pueden eclipsar el sentido familiar
de estas fiestas para convertirse en un lamentable espectáculo de peleas y
borracheras.
ü En
estas fiestas navideñas, los pobres, los habitantes de la calle, los
desplazados, los migrantes sienten con particular dolor su situación de
exclusión. Acordémonos de ellos. Hagámoslos partícipes de estas fiestas. Compartamos
un plato de comida y un gesto de afecto.