ADVIENTO – DOMINGO II C
(9-diciembre-2018)
Jorge
Humberto Peláez S.J.
Un
ambiente de alegría y conversión interior
ü Lecturas:
o Libro
de Baruc 5, 1-9
o Carta
de san Pablo a los Filipenses 1, 4-6. 8-11
o Lucas
3, 1-6
ü En
el camino del Adviento, la liturgia de este domingo nos invita a avanzar en nuestra
preparación interior creando un clima de alegría espiritual y de conversión del
corazón. Estos son los mensajes que nos comunican los textos bíblicos que
acabamos de escuchar.
ü Empecemos
por la alegría espiritual. El libro
de Baruc y el Salmo 125 hacen referencia a una experiencia muy dolorosa vivida
por el pueblo judío, como lo fue el exilio. El pueblo fue forzado abandonar su
tierra y vio cómo eran destruidos todos los símbolos de su identidad religiosa
y cultural. Pero el amor misericordioso de Dios les concedió regresar a su
tierra y reconstruir las instituciones que cohesionaban a la comunidad. Se
vuelven a escuchar risas y canciones.
ü Veamos
cómo expresan los dos textos esta alegría del retorno y de un nuevo comienzo:
o El
libro de Baruc invita a superar el duelo: “Jerusalén, despójate de tus vestidos
de luto y aflicción, y vístete para siempre con el esplendor de la gloria que
Dios te da; envuélvete en el manto de la justicia de Dios y adorna tu cabeza
con la diadema de la gloria del Eterno”.
o El
Salmo 125 expresa gráficamente los sentimientos que embargaban a la comunidad
al regresar del cautiverio: “Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio,
creíamos soñar; entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces
la lengua de cantar”.
ü ¿Por
qué la liturgia cristiana toma estos textos del Antiguo Testamento para crear
un clima espiritual propicio para celebrar los misterios de la Navidad? Porque
la encarnación y el nacimiento de Jesucristo son, para la humanidad, el retorno
del cautiverio al que habíamos estado sometidos por el pecado. Se inicia un
nuevo capítulo en la historia de la salvación. La alegría por el retorno a la amistad
con Dios se expresa a través de las luces y los arreglos navideños. Es
importante, entonces, que no olvidemos su significado profundo. Las casas de
los creyentes están decoradas para una fiesta que conmemora un acontecimiento único
en la historia espiritual de la humanidad.
ü Pasemos
ahora al segundo mensaje que nos
transmite la liturgia de este II domingo de Adviento, que tiene como protagonista
a Juan Bautista, quien recorría la comarca del Jordán exhortando a la
conversión y predicando un bautismo de penitencia.
ü ¿Cómo
contextualizar la predicación del Bautista? Es inminente la instauración de un
orden nuevo, basado en la justicia y el derecho, que había sido anunciado con
siglos de anticipación. Se trata de un cambio radical. Por lo tanto, hay que
prepararse internamente para esa novedad.
ü El
llamado a la conversión que hace Juan Bautista está en perfecta sintonía con la
predicación de los profetas. Por eso usa las mismas palabras que había usado el
profeta Isaías y las que acabamos de leer en el libro de Baruc. Se trata de un
lenguaje propio de los ingenieros civiles, quienes intervenían en la topografía
desigual que encontraban para poder construir carreteras, puentes y túneles:
“Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será
rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los
caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios”
ü No
tomemos a la ligera estas palabras del Bautista. ¿Qué nos quiere decir cuando habla
de enderezar lo torcido? Los invito a despojarnos de la máscara de los
convencionalismos sociales para vernos como somos y no como el yo ideal que deseamos
proyectar.
ü ¿Qué
es lo torcido que debemos enderezar en nuestras motivaciones personales? Esta pregunta
nos lleva directamente a la pregunta por el sentido de la vida: ¿Cuáles son los
valores que le dan sentido a mi vida, aquellos a los que dedico todas mis energías?
Si lo que busco es simplemente la aceptación social y el poder, voy por el
camino torcido que conduce al vacío, a la nada y a la infelicidad. El tiempo de
Adviento y Navidad es propicio para
revisar la hoja de ruta que estamos siguiendo como individuos y como familia.
ü ¿Qué
es lo torcido que debemos enderezar como país? Después de haber vivido la
pesadilla de cincuenta años de enfrentamientos y sufrimiento, tenemos que
apostarle a la legalidad y a la institucionalidad. Tenemos que cerrarle el paso
a ese modo de gestionar la política y hacer negocios a través de las prácticas
torcidas del tráfico de influencias y la corrupción. La calidad y los méritos deben
ser los criterios que definan las decisiones.
ü ¿Qué
es lo torcido que debemos enderezar en la vida de la Iglesia? El Papa Francisco
lo ha dicho en infinidad de ocasiones: debemos regresar a la transparencia del
Evangelio, donde la simplicidad y el testimonio de vida proclamen el gozo del Evangelio.
ü En
este II Domingo de Adviento, la liturgia nos invita a crear un clima espiritual
de alegría y conversión como preparación a las fiestas que se aproximan. Ven,
Señor Jesús.