Tú reinarás
La lucha por el poder es hoy un referente de grandeza, riqueza, dominio. Se
impone la violencia que implica armas, sangre, muerte. Hay elementos
subliminares como la exclusión, el rechazo, el racismo. Lastimosamente este
poder, así concebido, va quedando en manos de gente sin piedad, sin corazón,
con alma enquistada en el pasado y una mente empequeñecida por la vaciedad, la
ostentación y el orgullo.
En la escuela del discipulado se aprende un arte diferente en el ejercicio
del poder. Todo se resume en una palabra: Servicio. Aquí el corazón tiene la
anchura del dolor humano, el alma se reviste de misericordia, la mente entra en
sintonía universal con todas las exigencias de transformación y renovación y,
finalmente, se camina a ritmo de todos los desheredados de la familia humana en
búsqueda de la “tierra sin mal”. El servicio te exige construir una nueva
humanidad.
En el interrogatorio que hace Pilatos a Jesús no podría darse un contraste
más elocuente. De una parte, todo el poder del imperio representado en un
personaje que encarna la debilidad y la miseria humana. Y, no por defecto, al
contrario, por sobradas razones, Jesús con el peso de la verdad y la
omnipotencia de la humildad, habla el lenguaje del Reino desde otra
perspectiva, aquella de la exaltación de lo pequeño que terminará atrayendo al
mundo desde la Cruz.
Ese es el secreto de su Reino: La Cruz, rechazo de los anti-valores que
proclama la cultura de la muerte, del poder, de la anti-humanidad. Y en cambio,
allí nace la escuela de la dignidad, de la igualdad, del respeto, del sacrifico
que exalta los valores más sublimes que puedan identificar a la humanidad
nueva. De lo que allí es negación surge que lo que llamamos vida y vida en
plenitud. Lo que se postuló como muerte ignominiosa es ahora el grito de quienes
ahora anuncian la gran noticia: “Tú reinarás”.
Cochabamba 25.11.18
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com