COMPARTIENDO EL EVANGELIO

Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia

(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)

 

IV Domingo de Adviento, Ciclo C

 

Evangelio según San Lucas 1,39-45

 

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".

 

NAVIDAD: FUERZA DEL AMOR DE DIOS

 

María estaba embarazada. María fue a visitar a su prima Isabel, esposa de Zacarías. Es importante el encuentro de las primas, dos mujeres, como es importante también el encuentro desde el vientre materno de Isabel, “apenas oí tu saludo, el niño saltó de gozo en mi vientre.”

 

Los que son padres saben perfectamente que el hijo SIENTE en la panza de la mamá; que es bueno hablarle, susurrarle y expresar un momento de ternura, de cariño, al hijo que YA ESTA en el vientre de la esposa y pronto va a nacer. La presencia de Jesús -en la Nochebuena, en la Navidad- es que nace la salvación porque nace el SALVADOR, nace el REDENTOR.

 

A veces, un  poco superficialmente, reducimos la Nochebuena y la Navidad a otros aspectos: a la comida, a la bebida, preparar cosas ricas para que no le falte nadie, sobre todo aquellos que están solos.

 

La Navidad es la decisión de Dios de venir a nosotros, ¡es la fuerza del amor! Por eso creo que celebrar la Navidad es darse cuenta que Dios nace de nuevo en nosotros. Celebrar la Navidad no es solamente quedarse en lo externo del rito sino, sobre todo, dejarse transformar por el SOL que es Cristo, la LUZ, por la ternura de su amor, por su AMOR TIERNO para que realmente nos ayude a cambiar de actitud. ¡A cambiar, si nace ÉL, si está ÉL!, ¡darle lugar!, ¡darle el corazón!, ¡darle lo mejor que somos!, ¡y dárselo también en los demás!

 

Que sea una Navidad fecunda y no una Navidad infecunda.

 

Que Dios nazca en su corazón, que surja la esperanza, la alegría, la paz, la justicia y la libertad.

 

 

 

¡FELIZ NOCHEBUENA, FELIZ NAVIDAD PARA TODOS; QUE NADIE QUEDE SOLO Y QUE SIEMPRE HAYA UN LUGAR EN LA MESA PARA ALGUNA PERSONA QUE ESTÉ SOLA!

 

 

 

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén