«el valor de la
familia»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para la Fiesta de la Sagrada Familia
[30 de diciembre de 2018]
En el contexto de la Navidad la
liturgia de este domingo nos invita a celebrar a la Sagrada Familia de Jesús, María
y José. La familia de Nazareth, la del Emmanuel, Dios con nosotros, conoció el
asombro del anuncio del nacimiento virginal, la pobreza del pesebre en Belén,
la persecución en la huida a Egipto, la perplejidad de María y José al
encontrarlo a Jesús adolescente predicando en medio de los maestros en Jerusalén,
quienes estaban «asombrados de su inteligencia y sus respuestas», como nos
relata el texto de este domingo (Lc 2, 41-52), la
cotidianidad de casi treinta años de silencio y trabajo. En este domingo es
necesario que los cristianos oremos y reflexionemos sobre el tema de la familia
que nos propone la Palabra de Dios. Este tema es fundamental en la acción
evangelizadora de la Iglesia y nosotros mismos en nuestra Diócesis lo hemos
tomado como uno de los ejes temáticos que hemos venido reflexionado desde
nuestro Sínodo Diocesano, formando parte de los desafíos pastorales que debemos
seguir encarando en nuestra acción evangelizadora. Durante este año 2018 las
parroquias en sus Asambleas fueron buscando los caminos de aplicación y acción
pastoral a partir de las orientaciones pastorales en este tiempo post-sinodal.
En la Asamblea Diocesana del 2017, revisaremos como estamos evangelizando estos
temas sinodales en nuestras comunidades.
En la Diócesis nuestro
Secretariado para la familia sigue promoviendo en sus diversas áreas y junto a
distintos movimientos ligados a la familia, respuestas a este tema que fue
tomado por el Sínodo a partir de las expresiones que reiteradamente en las
consultas previas surgió como una de las mayores preocupaciones.
Este tema de la familia es
fundamental en la acción evangelizadora de la Iglesia. Por supuesto que este
tema no es sólo importante desde una perspectiva religiosa, sino también desde
lo antropológico, psicológico, sociológico y cultural. Debemos recuperar el rol
central que tiene la familia como generadora de valores como la vida, la
solidaridad y la justicia. Es asombroso y merece que dediquemos tiempo a
investigar y buscar las causas del por qué este tema, que es clave para la
proyección de la misma humanidad, no cuente con el suficiente apoyo político,
económico y comunicacional. Y que, desde financiamientos y pautas
internacionales y nacionales, se busque muchas veces desarticular el núcleo de
la familia y el matrimonio, hasta en los mismos contenidos y propuestas
educativas. Lo habitual viene siendo desvirtuar en su esencia el valor del
matrimonio y la familia. Lamentablemente en estos días asistimos a presiones
graves de ciertos sectores minoritarios que, con mucho poder económico y el
favor de muchos medios de comunicación, buscan instalar una falsa concepción
del matrimonio, negando aquello que es esencial al mismo. El ser un varón y una
mujer, que son quienes tienen la capacidad potencial de la procreación como
fruto de su amor. Si el matrimonio se reduce solo a una sociedad jurídica y no se
considera como una nota esencial del mismo la capacidad potencial de la
procreación, no se ve por qué dicha sociedad jurídica tenga que estar formada
solo por dos personas. Desde aquí caemos en un profundo relativismo con
consecuencias imprevisibles para la familia, afectando gravemente a aquello que
el sentido común y natural de nuestra gente entiende más allá de las
dificultades propias de la vida.
Al plantearnos cómo
evangelizar y acompañar la pastoral familiar, nos encontramos que son muchas
las situaciones que aquejan a nuestras familias. La gravedad de los problemas
económicos y la falta de seguridad laboral o el machismo que lleva a no asumir
la paternidad responsablemente. Algunos medios de comunicación ridiculizan el
valor de la familia, tachándola como algo tradicional y del pasado y
considerando la maternidad como un problema y no como un don de Dios. Estos y
otros son los desafíos de la acción evangelizadora de los próximos años.
El Papa Francisco en su Exhortación
apostólica postsinodal «Amoris laetitia»
sobre el amor en la familia nos dice: «Doy gracias a Dios porque muchas
familias, que están lejos de considerarse perfectas, viven en el amor, realizan
su vocación y siguen adelante, aunque caigan muchas veces a lo largo del
camino. A partir de las reflexiones sinodales no queda un estereotipo de la
familia ideal, sino un interpelante «collage» formado por tantas realidades
diferentes, colmadas de gozos, dramas y sueños. Las realidades que nos
preocupan son desafíos. No caigamos en la trampa de desgastarnos en lamentos
autodefensivos, en lugar de despertar una creatividad misionera. En todas las
situaciones, la Iglesia siente la necesidad de decir una palabra de verdad y de
esperanza». (AL 57)
Finalmente, este domingo,
el último del año, nos invita a que pidamos a Dios por el año que vamos a
iniciar. Como Obispo y Pastor quiero pedir al Señor por todos nosotros, por
nuestra Provincia y nuestro país para que el 2019 sea un año de crecimiento en
la solidaridad, la justicia y la paz.
¡Les deseo un Feliz Año
Nuevo y un saludo cercano!
Mons. Juan
Rubén Martínez,
obispo de Posadas