Fiesta.
Sagrada Familia de Jesús, María y José
La
sabiduría de Jesús y la familia
Domingo de la Sagrada Familia
En estos días de Navidad estamos celebrando el nacimiento del
niño Jesús, que nació de María, la Virgen, y que es el Mesías e Hijo de Dios.
La riqueza litúrgica de estos días navideños nos permite recuperar el sentido
real de la Navidad a partir de los dos primeros capítulos de Mateo y de Lucas y
sólo así podremos encontrarnos con Dios en el auténtico
Belén del Evangelio. Los relatos allí narrados tienen un interés teológico y
espiritual y tratan de mostrar quién es Jesús desde el principio: El Mesías, el
Señor, el Salvador. En el fragmento lucano de este domingo dedicado a la
Sagrada Familia, Jesús está en el templo y revela su pertenencia a otro tipo de
familia, la de Dios Padre, una familia de carácter universal, a la que se
accede por la escucha y la fidelidad al Evangelio. Quienes se dejen interpelar
por la palabra, a veces desconcertante, de Jesús y orienten su vida según el
plan de Dios, como José y María, constituyen realmente la familia de Jesús.
La sabiduría de Jesús en el templo
La escena de Jesús en el templo pertenece al género literario
encomiástico, que era frecuente en la presentación de personajes de aquella
época y pretende mostrar la grandeza de una persona. El texto resalta la gran
inteligencia y sabiduría de Jesús. De hecho, hasta la estructura literaria del
relato (Lc 2,41-52) tiene forma quiástica
y destaca en su contenido central, como aspecto más sobresaliente de Jesús, su
sorprendente sabiduría y sus respuestas a los maestros del templo (Lc 2,46b-47). Por eso el mensaje de esta escena no es que
Jesús estuviera perdido y fuera encontrado por sus padres, sino que se había
quedado en el templo para mostrar una sabiduría extraordinaria, motivo de gran
sorpresa para sus padres y para los maestros del templo. La sorpresa, la
extrañeza, la admiración y, por último, la incomprensión que suscitan sus
respuestas entre los que lo escuchan, incluyendo a sus padres, es una señal de
la sabiduría divina que manifiesta su palabra. El contenido de su mensaje ante
los doctores no se menciona en el texto, pero de la respuesta dada a su madre
se deduce que Jesús estaba dedicado a las cosas de Dios Padre. Ésa es su
sabiduría. Las dos preguntas de Jesús son sus primeras palabras de Jesús en el
evangelio de Lucas: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo he de estar en los asuntos
de mi padre?” Es digno de atención que, cuando se está
elogiando la inteligencia y la sabiduría de Jesús, éste está ocupado en las
cosas de su Padre.
La sabiduría de acoger el plan de Dios Padre
Las preguntas de Jesús a José y María suenan casi a reproche y
dejan entrever al principio lo que después se dice explícitamente, que sus
padres no terminaban de comprender quién era él. Sin embargo su incomprensión
de la identidad última de Jesús y de su misión de consagración al Padre de
Dios, lejos de ser un obstáculo para la convivencia y la relación entre ellos y
Jesús, es un estímulo para la aceptación del plan misterioso de Dios sobre
ellos. María, desde la anunciación, ya era experta en acoger desde la fe lo que
no podía entender bien con la inteligencia. Ahora ella guarda todos estos
recuerdos en su corazón y se convierte en un paradigma de la fe cristiana, pues
la fe nos pide a todos acoger de corazón el plan sorprendente de Dios, así como
pensar, meditar y orar acerca de lo que nos va sucediendo en la vida.
La sabiduría de entregar la vida
La presentación de Jesús, por parte de Lucas, como “niño
prodigio” nos sorprende con un Jesús muy humano y muy divino. Humano porque él
va creciendo y avanzando en la sabiduría de saber estar en los asuntos del
Padre Dios, y divino porque el referente de la vida de Jesús es la
concentración en Dios y los rasgos extraordinarios de su personalidad revelan
que es el Hijo de Dios. La grandeza de su sabiduría profética es algo que
iremos percibiendo durante los domingos de este año con la lectura del
evangelio de Lucas. Saber estar en los asuntos del Padre Dios es lo propio de
Jesús y esa es su sabiduría desde el inicio de su vida histórica hasta el final
de la misma, que culmina en la cruz donde, una vez más, en oración ante Padre,
entregará su vida. Se trata por tanto de la sabiduría que lleva consigo la
entrega de la vida.
La fe consiste en buscar a Jesús e intentar captar
su sabiduría
La Virgen María, la colmada de gracia por Dios, la que dio su Sí
incondicional a Dios para ser fecundada por el Espíritu Santo, también vive la
fe como un dinamismo creciente en ella. A la gracia como don de Dios sigue la
fe como respuesta humana, pero a ésta sigue el intento de comprensión de ambas,
puesto que las sorpresas de Dios en la vida humana deben ser primero acogidas y
amadas, y después comprendidas si es que se puede. La búsqueda de Jesús por
parte de María refleja el movimiento que debe marcar la fe de todo creyente. La
fe consiste en buscar el encuentro con Jesús, intentar captar su sabiduría,
dejarse interpelar por su respuesta, y tal vez, al tercer día, que siempre es
indicador del tiempo de Dios, nos encontremos con lo que Jesús nos revela del
Padre.
El perdón y el agradecimiento como grandes valores
de la vida familiar
La Carta a los Colosenses despliega todo un elenco de actitudes
y de conductas centradas también en Dios para exhortar a los creyentes a vivir
y enseñar la auténtica sabiduría (Col 3,12-21). Por eso, especialmente en las
relaciones familiares, se requiere misericordia, bondad, humildad, dulzura,
comprensión y, sobre todo, una vida en la que fluya el perdón recíproco. El
libro del Eclesiástico proyectaba (Eclo 3,3-7.14-17)
estas actitudes particularmente en las relaciones de los hijos hacia los
padres, y concedía al respeto y a la honra hacia el padre y la madre, así como
la atención y el cuidado hacia ambos, el altísimo valor de perdonar pecados.
Todas estas virtudes tienen su culmen en el amor y han de ser las señas de
identidad de quienes viven en continua acción de gracias al Padre, dejando que
la Palabra habite en todos nosotros y enriquezca nuestras vidas. La carta a los
Colosenses repite hasta tres veces la necesidad de dar gracias a Dios. “De bien
nacidos es ser agradecidos” dice nuestro refrán popular. Esa orientación de la
vida en gratitud constantemente celebrada ante Dios es la clave de la
verdadera fuente de la alegría humana.
La crisis de la familia
Hoy es un buen día para reflexionar sobre la situación crítica
de la familia en el tiempo presente. Los grandes problemas de la sociedad
moderna afectan directamente a la vida familiar digna: La emigración, el
consumismo, el maltrato a la mujer y los abusos que lleva consigo, la
discriminación de las mujeres, las condiciones laborales injustas, el desempleo
juvenil, la connivencia con la legislación proabortista vigente en muchísimos
países, el abandono de niños y de ancianos, la confusión sobre la institución
matrimonial, la banalización de la sexualidad, la pérdida del protagonismo
educativo de la familia, entre otros, son asuntos directamente vinculados con
la desestructuración de las familias y con la crisis de la familia.
La preocupación eclesial por las familias
La preocupación por estos problemas se ha hecho patente en los
documentos de la Iglesia, últimamente en Amoris Laetitia del Papa Francisco
y en los Sínodos de la Familia y de los Jóvenes. También fue uno de los temas
estrella en el V Congreso Americano Misionero del pasado mes de Julio en cuyas
conclusiones, nº 95, se asume la
evangelización de la familia como clave cristiana de la transformación social y
cultural: [Hay que] “Trabajar en un diseño
específico de atención a la institución de la familia y a los problemas
familiares desde la Iglesia. A imagen de la familia trinitaria y de la familia
de Nazaret las familias cristianas deben ser comunidades domésticas de vida y
de amor auténticamente cristiano. Para ello es preciso trabajar en el campo
educativo y catequético en la formación de los jóvenes para que experimenten la
vivencia madura del amor como entrega total al otro. Es necesario trabajar
sistemáticamente en la atención eclesial desde las parroquias a los problemas
de las parejas, antes, en y después del matrimonio. Es urgente consolidar el
respeto a la dignidad de la persona en el marco familiar para que ningún
miembro de la familia sea maltratado, particularmente las mujeres y los niños.
Es también urgente educar en el respeto a la vida como un don de Dios desde el
primer momento de la concepción hasta la muerte natural. Es apremiante asimismo
educar a los jóvenes desde las familias y desde las parroquias en el sentido y
en el valor cristiano de la sexualidad”.
Augurio de Sabiduría divina a los nuevos obispos de
Bolivia
Que el día de la Sagrada Familia nos ayude a vivir en la
sabiduría que Jesús comunica para que nuestra vida se concentre en las cosas de
Dios y desarrollemos en constante acción de gracias la fe recibida. Esto mismo
es lo que auguramos a los dos nuevos Obispos de Bolivia, Mons. Juan Gómez y
Mons. Carlos Curiel, auxiliares de Cochabamba, a quienes felicitamos cordialmente
desde esta página. Por Jesús, José y María, también en este domingo les deseo a
todos Feliz Navidad.
José
Cervantes Gabarrón, sacerdote misionero y profesor de Sagrada Escritura.