«AMAR ES SALIR»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para el 4° domingo durante el año
[3 de febrero de 2019]
Con esta reflexión dominical iniciamos
y vamos abriendo caminos en este nuevo año que se presenta intenso. En la vida eclesial,
vamos preparándonos para vivir la próxima asamblea diocesana el 20 de junio. Allí,
procuraremos asumir las reflexiones del sínodo de octubre pasado sobre «los
jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». También tendremos muy presente
lo vivido recientemente durante la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá.
Por eso, el tema principal de nuestra asamblea diocesana será sobre los
jóvenes. También a nivel ciudadano, en nuestro país viviremos con intensidad un
año marcado por las elecciones en la provincia y en la nación.
El texto del Evangelio de este domingo
(Lc 4,21-30) nos presenta al Señor en la sinagoga de
Nazaret, en su tierra, donde responde a la falta de fe de muchos que decían:
«¿No es este el hijo de José?». El Señor nos enseña que la acción
misericordiosa de Dios no se reduce a unos pocos elegidos, sino que incluye a
todos. Con el ejemplo de los profetas
les muestra a los de su época y también a nosotros que su obra no es exclusiva:
«También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero
ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio». El texto continúa
señalando que esto enojó a la gente que lo escuchaba y lo echaron del pueblo.
Desde este texto bíblico dominical
podemos sacar varias conclusiones. Una de ellas es la perspectiva universal y
de salida que plantea Jesús el Señor. Dios es amor y Él vino para todos y no ce
cerró a los que fueron especialmente elegidos. El afán de sentirnos especiales
comporta muchas veces una gran dificultad para comprender en profundidad la
apertura del Reino que el Señor anuncia.
En el inicio del año esta reflexión
sobre la dimensión misionera y en salida nos viene bien para tener
especialmente en cuenta este rasgo indispensable y transversal a todas nuestras
actividades, para vivir más en profundidad nuestra vocación y misión.
En nuestro tiempo tenemos este gran
desafío de ser una Iglesia en salida. Sabemos que cuando nos ensimismamos nos
vamos enfermando y, por el contrario, cuando somos capaces de abrimos como
puentes del amor misericordioso de Dios nos sanamos en todo, incluso en
nuestras estructuras eclesiales, poniéndolas al servicio de todos,
especialmente de los más necesitados.
Es importante recordar la Exhortación
apostólica del Papa Francisco «Evangelii gaudium» que nos dice sobre este tema de ser una
iglesia en salida: «La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos
misioneros que primerean, que se involucran, que
acompañan, que fructifican y festejan. “Primerear”:
sepan disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora experimenta que el
Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor
(cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse,
tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y
llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo
inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita
misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear! Como consecuencia, la Iglesia sabe “involucrarse”.
Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los
suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a
los discípulos: “Serán felices si hacen esto” (Jn
13,17). La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida
cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es
necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el
pueblo. Los evangelizadores tienen así “olor a oveja” y éstas escuchan su voz».
(EG 24)
Al iniciar este año 2019 sabemos que
tenemos mucho por hacer encontrándonos con Jesucristo el Señor y con la certeza
esperanzada que, aún con cruces, el amor misericordioso es nuestra fortaleza.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo
domingo!
Mons. Juan
Rubén Martínez,
obispo de Posadas