TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO V C
(10-febrero-2019)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Jesús
evangeliza en el lenguaje de los pescadores
ü Lecturas:
o Profeta
Isaías 6, 1-2ª. 3-8
o I
Carta de san Pablo a los Corintios 15, 1-11
o Lucas,
5, 1-11
ü El
evangelista Lucas nos relata la pesca milagrosa que, cronológicamente, sería
uno de los prodigios realizados por Jesús en los comienzos de su actividad
apostólica. Esta narración es una delicada puesta
en escena, que ha sido fuente de inspiración para muchos pintores; son
notables los iconos bizantinos sobre este capítulo de la vida del Señor.
ü Este
exquisito relato consta de dos elementos: una escenografía y unos personajes;
en este contexto se desarrolla el guion evangelizador, cuidadosamente preparado
por Jesús y que tendrá, como resultado, la adhesión incondicional de los tres
pescadores, que serán grandes protagonistas en la vida de la Iglesia.
ü ¿Cómo
es la escenografía? Es un paisaje compuesto por un lago, barcas, redes y peces.
¿Cuáles son los personajes que interactúan? Jesús, la multitud que lo busca,
unos pescadores anónimos que realizan sus faenas rutinarias, y tres hombres muy
sencillos, que pertenecen al gremio de los pescadores.
ü Estos
son los elementos esenciales de la escenografía y los personajes. Veamos ahora
cómo se desarrolla el argumento. Es como si estuviéramos viendo una obra de
teatro.
ü Hay
una introducción o ambientación que sirve para dar contexto al argumento
central del relato. Esta introducción o ambientación es la referencia a las
multitudes que empiezan a seguir a Jesús. Aunque lleva poco tiempo en su ministerio
apostólico, su fama se ha extendido por las comarcas vecinas. La energía
espiritual que irradia, la profundidad y sencillez de sus palabras y los prodigios
que realiza movilizan a las multitudes. Unos lo hacen por curiosidad; otros
quieren ser curados de sus enfermedades; otros están ávidos de sus palabras
llenas de sabiduría.
ü Para
poder enseñar cómodamente a esta multitud, sin que lo empujen o interrumpan, se
sube a una barca que le sirve de improvisada cátedra. Estos son elementos que
sirven de introducción al argumento de fondo que viene a continuación.
ü Se
desarrolla, entonces, un diálogo rápido entre Jesús y Simón Pedro sobre el
lugar de la pesca; sin embargo, su alcance será muchísimo más amplio:
o Jesús
da una indicación a Simón Pedro: “Rema hacia la parte honda y echen las redes
para pescar”.
o La
respuesta de Simón Pedro contiene dos elementos: en primer lugar, hace
referencia a la experiencia negativa que han tenido: “Maestro, toda la noche
estuvimos bregando y no pudimos pescar nada”. En segundo lugar, ese Simón escéptico
no insiste en su argumento, sino que se abre a la palabra del Señor: “Pero ya
que tú lo ordenas, voy a echar las redes”.
ü En
dos pinceladas cargadas de simbolismo, el evangelista Lucas saca a la luz las
tensiones internas que se agitan en nosotros ante las mociones del Espíritu;
con frecuencia, el Espíritu nos sugiere avanzar en determinada dirección (y esto
lo hace, no directamente, sino través de la palabra sabia de algún pariente o
amigo; etc.), pero las experiencias negativas vividas en el pasado nos
paralizan. El escepticismo humano se alimenta de muchos factores: fracasos
anteriores, pereza, apego a la seguridad, resistencia al cambio, etc. En los
momentos de duda, hagamos nuestras las palabras de Simón Pedro : “Señor, ya que
tú lo ordenas, voy a echar las redes”. En estas palabras del apóstol encontraremos
la fuerza para tomar decisiones y avanzar por el camino del Señor. Lo más fácil
es permanecer donde estamos y no actuar.
ü Este
acto de confianza de Simón Pedro desata una serie de acontecimientos descritos
por el evangelista Lucas. Las consecuencias de esta respuesta son totalmente
inesperadas para Simón Pedro, pero Jesús las había planeado cuidadosamente:
redes que amenazan reventarse por la abundancia de la pesca, llamada de auxilio
a sus compañeros pescadores, asombro y confesión de Simón Pedro, llamado de
Jesús.
ü Todas
las acciones milagrosas de Jesús tienen un objetivo salvífico: anunciar la Buena
Nueva del Reino y sembrar la semilla de la Palabra en las mentes y corazones de
sus seguidores. Ante este prodigio, Simón Pedro sólo alcanza a decir:
“¡Retírate de mí, Señor, que soy un pecador!”. La sorpresa y la emoción le impiden
elaborar un discurso más consistente.
ü En
medio de los pescadores que acudieron al llamado de Simón Pedro se encontraban
los hermanos Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, quienes se sintieron igualmente
sorprendidos y se abrieron a la acción de la gracia.
ü El
clímax de esta puesta en escena llega
cuando Jesús pronuncia esas bellísimas palabras que, en su sencillez, condensan
el don de la vocación y el llamado a unirse a la causa evangelizadora: “De
ahora en adelante serán pescadores de hombres”. Estas palabras van dirigidas a
Simón Pedro, Santiago y Juan, quienes dieron una respuesta inmediata: “Ellos
sacaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús.
ü Detengámonos
a reflexionar sobre algunos elementos de gran riqueza teológica y pastoral:
o Los
destinatarios privilegiados del anuncio de Jesús son los pobres, la gente sencilla.
En las multitudes que lo seguían no estaban los fariseos ni los escribas. No era
que Jesús quiera excluir a un sector de la sociedad. Ellos mismos se excluyeron
del Reino de Dios con su actitud arrogante y su pretendida posesión de la
verdad. Rechazaban el llamado a la conversión del corazón porque no creían que tuvieran
que cambiar.
o Jesús
escoge a sus inmediatos colaboradores entre la gente sencilla. Simón Pedro, Santiago
y Juan constituirán el núcleo del colegio apostólico y estarán muy cerca de Jesús
en momentos particularmente intensos e íntimos de su misión. Eran judíos
devotos, sin formación académica, generosos, abiertos a la acción de Dios. Jesús
empezará a formarlos mediante una delicada pedagogía; en este proceso de formación,
Simón Pedro recibirá algunas reprimendas de Jesús por sus actuaciones
impulsivas.
ü La
pesca milagrosa es una de las primeras manifestaciones de Jesús en su
ministerio apostólico. La escena que se desarrolla en el lago de Genesaret es
poética; el paisaje es apacible e inspirador. Allí se nos revela un Jesús en
salida misionera y en estrecho contacto con unos sencillos pescadores a quienes,
mediante un lenguaje que les era familiar, los invita a madurar en su confianza
en Dios (“Echen las redes”). Y a estos tres pescadores – Simón Pedro, Santiago
y Juan -, les hace una invitación cuyo alcance ellos no alcanzan a vislumbrar (“De
ahora en adelante serán pescadores de hombres”). Este relato de la pesca
milagrosa nos invita a ser una Iglesia en salida misionera, que llega a todas
aquellas personas que tienen hambre y sed de espiritualidad, que es capaz de
hablarles en su lenguaje y los invita a avanzar por la senda de la humanización
y de la santidad.