¿Somos felices?

 

La felicidad es un tema apasionante hoy. La infelicidad es una bomba de tiempo hoy. Los des-heredados de la tierra, aquellos a quienes se les quitó el derecho al goce, a la alegría, al usufructo fundamental de lo indispensable para vivir en dignidad, los excluidos y postergados, reclaman un puesto en la mesa común de la humanidad con derechos y deberes en igualdad a todos los seres humanos. Que se sepa bien: El planeta tierra no tiene dueños. Sólo beneficiarios de sus dones. Quienes se dicen ‘dueños’ son usurpadores.

Jesús abiertamente habla de las bienaventuranzas y de las ‘malabienaventuranzas’. Bien aventurados los pobres, aquellos que luchan contra su pobreza, aquellos que asumen la necesidad que tienen de darle a su espíritu horizontes planetarios en solidaridad con toda la creación. Y mal aventurados los ricos, aquellos que cerraron su corazón y, echando llave por dentro de sus cuentas bancarias, se adueñaron del universo mundo, negándose a compartir, negándose a ser felices.

 Bien-aventurados los que tienen hambre. Hambre de felicidad, de alegría, de paz interior, de plenitud de vida. Mal-aventurados aquellos, llamados satisfechos, que se encadenaros a sus intereses, a sus negocios y viven en zozobra total, ni comen, ni duermen y ven enemigos en torno a su hábitat. Perdieron su horizonte de humanidad, hasta su conciencia. Y felices los que ríen, saben del buen humor y, a mandíbula abierta, saben gozar y contemplar y celebrar y compartir…

Mahatma Gandy dice que “la felicidad sucede cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”. En el mundo de la política, de la diplomacia es al revés: Piensas una cosa, dices otra cosa y haces otra cosa. Es el mundo del disfraz y de la máscara. No puede haber felicidad ahí. Peor, su empeño es obstaculizar en los demás el sentido de la armonía y de la felicidad. Pescan en río revuelto. Todo lo distorsionan. Y a buen recaudo, según sus intereses.

Cochabamba 17.02.19

jesús e. osorno g. mxy

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