TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO VI C
(17-febrero-2019)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Redefiniendo
los conceptos de confianza y felicidad
ü Lecturas:
o Profeta
Jeremías 17, 5-8
o I
Carta de san Pablo a los Corintios 15, 12. 16-20
o Lucas
6, 17. 20-26
ü En
su predicación, Juan Bautista hacía un llamado a la conversión del corazón para
prepararse a la venida del Mesías. La conversión significa transformación
profunda de nuestra manera de juzgar y actuar. Este cambio al que invita Juan Bautista
es necesario para poder comprender la radicalidad del anuncio de Jesús. El
Reino que viene a inaugurar implica una ruptura del modelo religioso del
Judaísmo, donde la ley, y no la fe, era lo más importante. Igualmente, el Reino
de Dios conlleva una reformulación de los criterios de vida y de los valores propuestos
por las leyes humanas.
ü Pues
bien, las lecturas de este domingo nos invitan a reflexionar sobre dos
elementos que son muy importantes en la vida de los seres humanos, la confianza y la felicidad. Estos dos
elementos siempre están presentes en nuestra agenda, pero son escurridizos. No
podemos avanzar por el camino de la vida si no tenemos confianza en lo que
hacemos. Y esperamos que las decisiones que tomamos, en cualquiera de nuestras
actividades, nos reporten una cierta felicidad. La búsqueda de la felicidad es
un motor sin el cual no podemos vivir. Recorrer el camino de la vida a la luz
de la fe exige redefinir a fondo (conversión del corazón) los conceptos
tradicionales y mundanos de confianza y felicidad.
ü La
liturgia de este domingo nos va a sorprender pues nos propone un concepto de confianza absolutamente anti-convencional; y nos
traza un camino hacia la felicidad que parece una insensatez. Los invito,
entonces, a leer detenidamente estos textos y descubrir la lógica diferente que
los inspira.
ü Empecemos
por el concepto de confianza, que en
nuestra cultura está asociado con la auto-estima, la planeación cuidadosa,
tener los recursos suficientes, gozar de una amplia red de relaciones sociales
y amigos influyentes. Si contamos con estos apoyos, nos sentiremos seguros para
emprender proyectos ambiciosos.
ü Pero,
¿qué encontramos en el profeta Jeremías? Unos textos que nos caen como un balde
de agua fría:
o “Maldito el que aparta de mí su corazón
para poner en los hombres su confianza y apoyarse en los mortales. Es como un
cardo en un yermo, que nunca ve la lluvia, que crece en los arenales del
desierto, en tierra estéril donde nadie vive”
o “Bendito, en cambio, quien confía en mí,
y en mí pone su esperanza. Será como el árbol que crece junto al agua, que
extiende sus raíces hacia la corriente: conserva siempre el verdor de su
follaje, sin que sufra con los calores del verano.
ü Estos
dos textos del profeta Jeremías, que contrastan crudamente al maldito y al
bendito, nos invitan a revisar dónde buscamos el apoyo y la fortaleza para
nuestros proyectos. Confiar en los apoyos humanos es una ingenuidad, pues las personas
nos equivocamos en nuestras lecturas de la realidad, tomamos decisiones al
calor de los sentimientos, tenemos intereses que nos parcializan y las
motivaciones no siempre son transparentes. Por eso es tan expresiva la imagen
que utiliza el profeta al comparar a estas personas con un arbusto en medio del
desierto.
ü El
que confía en Dios no está sometido a estos vientos cambiantes de las pasiones
e intereses humanos, sino que se apoya en una roca sólida, segura, inamovible.
El Señor nos ha dicho que es el camino, la verdad y la vida. La fuente de la confianza
verdadera la encontramos en Jesús. Seamos dóciles a su palabra inspiradora.
ü El
segundo balde de agua fría que nos cae en este VI domingo del Tiempo Ordinario
es el camino de felicidad que Jesús
propone. Para comprender su alcance, revisemos cuál es la propuesta de
felicidad que nos ofrece el mundo de los ricos y famosos, que es motivo de
envidia de millones de seres humanos. Las anti-bienaventuranzas
que los inspiran son: felices los que pueden gastar dinero sin restricciones; felices
los que se hartan de comer y beber en los sitios más exclusivos; felices los
que se divierten sin límites, gozando
de todo aquello que les produzca placer.
ü ¿Qué
sensación nos queda después de tomar conciencia de las anti-bienaventuranzas de
los ricos y famosos? ¿Nos ofrecen un sentido de la vida? Definitivamente, esta
propuesta de felicidad no es para nosotros los seguidores de Jesús. Tenemos una
visión diferente de la vida. Por eso es tan iluminador el discurso que Jesús
pronuncia en la montaña, después de haber concluido el cuidadoso proceso de
selección de los 12 Apóstoles. Hace una propuesta absolutamente disruptiva para
aquellos que han considerado los bienes y riquezas como la llave de la felicidad.
ü La
propuesta de felicidad que hace Jesús en su Sermón de las Bienaventuranzas es totalmente
diferente de lo que aparece en los medios de comunicación, donde se hace
propaganda a cursos sobre la felicidad ofrecidos por expertos en mercado. Jesús
nos invita a la sencillez de vida, a la solidaridad, a prescindir de las
presiones sociales, a dar testimonio de nuestros valores y convicciones. ¿Qué tipo de felicidad nos podrán ofrecer los
expertos en vender productos de consumo? Tenemos que reconocer que la palabra felicidad,
de profundas raíces filosóficas y teológicas, está siendo manoseada por
vendedores de ilusiones.
ü Obtendremos
la verdadera felicidad cuando tengamos la conciencia en paz, hayamos erradicado
odios y resentimientos de nuestro corazón, compartamos con nuestros hermanos, disfrutemos
de las alegrías simples que nos ofrece la vida, trabajemos por la justicia y
caminemos en la presencia del Señor.
ü Sinteticemos,
pues, los mensajes de esta meditación dominical. Las lecturas nos han señalado
una manera diferente de comprender el significado profundo que tienen la confianza
y la felicidad para los seguidores del Señor Resucitado. Hay que ser conscientes
de que esta propuesta choca frontalmente con los postulados de la sociedad de
consumo que pone su confianza y busca la felicidad en los valores del tener y
no en los del ser.