Martes 23 de Agosto de 2011
Martes 21ª semana de tiempo ordinario 2011
1Tesalonicenses 2,1-8
Sabéis muy bien, hermanos, que nuestra visita no fue inútil. A pesar de los
sufrimientos e injurias padecidos en Filipos, que ya conocéis, tuvimos valor -
apoyados en nuestro Dios- para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte
oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba
engaños, sino que Dios nos ha aprobado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo
predicamos, no para contentar a los hombres, sino a Dios, que aprueba nuestras
intenciones.
Como bien sabéis, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia
disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de vosotros,
ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado
autoritariamente; por el contrario, os tratamos con delicadeza, como una madre
cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el
Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado
nuestro amor.
Salmo responsorial: 138
R/Señor, tú me sondeas y me conoces.
Señor, tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me
levanto, / de lejos penetras mis pensamientos; / distingues mi camino y mi
descanso, / todas mis sendas te son familiares. R.
No ha llegado la palabra a mi lengua, / y ya, Señor, te la sabes toda. / Me
estrechas detrás y delante, / me cubres con tu palma. / Tanto saber me sobrepasa,
/ es sublime, y no lo abarco. R.
Mateo 23,23-26
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo
más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría
que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y
os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis
por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y
desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia
también por fuera."
COMENTARIOS
Un enfoque curioso y viciado en la época de Jesús y en nuestro tiempo
consiste en que se le da más importancia a lo accesorio que a lo fundamental. Lo
fundamental de la ley no es la formulación exacta de un conjunto de preceptos que,
pasado un tiempo, ya no reflejan la situación de los seres humanos que se rigen
por ellos. Lo absolutamente esencial de la ley es la justicia. Esencial es también, de
la misma manera, reconocer que cualquier ordenamiento jurídico sólo nos puede
ayudar a ser más humanos si amamos y respetamos la vida en todos sus
momentos y en todas sus expresiones. Y esencial es, del mismo modo, la capacidad
de creer en que el bien realizado en todo momento nos abre la puerta hacia un
futuro mejor. Sin fe en la justicia y en el amor difícilmente la especie humana
dejará de auto-destruirse. El excesivo formalismo, la superficialidad y el
conformismo nos pueden conducir a una vida humana que se despreocupe de sí
misma y se desvincule de su mundo vital.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)