"Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel"
Jn 1, 45-51
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
"¿DE DÓNDE ME CONOCES?"
También Natanael, como otros apóstoles antes que él, llega al descubrimiento de
Jesús no sin una cierta fatiga. En su caso, debe superar, en primer lugar el handicap
de su excesivo conocimiento veterotestamentario. Es justamente verdad —como
leemos en el Eclesiastés— que el saber excesivo engendra dolor: sólo cuando haya
alcanzado a la sencillez y a la transparencia del encuentro personal, podrá
reconocer Natanael en Jesús al Hijo de Dios.
En segundo lugar, Natanael debe superar asimismo una especie de desconcierto, el
que provocó en él su primer encuentro con Jesús, quien demuestra conocerle muy
bien. Mas Natanael tiene necesidad de entablar un diálogo con aquel que le
sorprende y, al mismo tiempo, le cautiva. Sólo el diálogo interpersonal es la vía
segura para el conocimiento recíproco, el conocimiento que lleva a la experiencia y
a la entrega de nosotros mismos en el amor.
Ahora bien, yo diría que Natanael debe superar también la mediación del amigo
Felipe, respecto a la cual, de primeras, muestra cierto escepticismo. Sólo cuando
haya tomado la decisión de ir al encuentro del Nazareno, le reconocerá por lo que
Jesús es verdaderamente. La amistad puede ser, a buen seguro, una gran ayuda
para el descubrimiento de la verdad, pero, cuando la verdad es Alguien, sólo el
encuentro personal puede satisfacer la búsqueda.
ORACION
Señor Jesús, tú naciste en Belén, «la más pequeña de las cabezas de partido de
Judea». Allana ante mí el camino que conduce hasta ti, pequeño entre los
pequeños, verdadero hombre entre los hombres, hijo de María y José.
Señor Jesús, te criaste en Nazaret, un pueblo del que nadie esperaba nada bueno.
Enséñame también a mí, como revelaste a tus otros discípulos, el secreto de la
espiritualidad de Nazaret, pueblo donde viviste durante treinta años, secreto del que
se desprende el mensaje del silencio, del amor, del trabajo.
Señor Jesús, tú quisiste elegir Jerusalén como ciudad de tu martirio y de tu pascua:
dame el valor de subir contigo y detrás de ti hasta la ciudad santa, en donde deben
morir los verdaderos profetas, ciudad amada por todos tus discípulos.
Señor Jesús, tú recorriste los caminos de Palestina, país pequeño e insignificante a
los ojos de los grandes, pero elegido, amado y privilegiado por ti. Enséñame a
valorar las cosas según tus criterios, según tus proyectos.