EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicences 4,1-8.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús, que
vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de
comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores
progresos todavía.
Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.
La voluntad de Dios es que sean santos, que se abstengan del pecado carnal,
que cada uno sepa usar de su cuerpo con santidad y respeto,
sin dejarse arrastrar por los malos deseos, como hacen los paganos que no conocen
a Dios.
Que nadie se atreva a perjudicar ni a dañar en esto a su hermano, porque el Señor
hará justicia por todas estas cosas, como ya se lo hemos dicho y atestiguado.
Dios, en efecto, no nos llamó a la impureza, sino a la santidad.
Por eso, el que desprecia estas normas, no desprecia a un hombre, sino a Dios, a
ese Dios que les ha dado su Espíritu Santo.
Salmo 97(96),1.2b.5-6.10.11-12.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono.
Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la
tierra.
Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria.
Tú amas, Señor, a los que odian el mal, proteges la vida de tus fieles y los libras
del poder de los malvados.
Nace la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre.
Evangelio según San Mateo 25,1-13.
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus
lámparas al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite,
mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus
frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.
Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'.
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque
nuestras lámparas se apagan?'.
Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a
comprarlo al mercado'.
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la
sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos',
pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'.
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermón 93
«Las vírgenes se despertaron y prepararon sus lámparas»
El Esposo viene precedido de un clamor a medianoche. ¿Qué clamor es éste?
Aquel del que habla el Apóstol: «En un abrir y cerrar de ojos, al sonido de la última
trompeta. Sonará la trompeta; los muertos resucitarán incorruptos y nosotros
seremos transformados» (1 Cor 15,52) y, como dice el apóstol san Juan: «Llegará
el momento en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán»
(5,28-29).
¿Que quieren decir estas palabras: "no llevaban aceite en sus lámparas»? En
su vaso, es decir en su corazón... Las vírgenes insensatas, que no han llevado el
aceite con ellas, han procurado complacer a los hombres por su abstinencia y por
sus buenas obras, que simbolizan las lámparas. Ahora bien, si el motivo de sus
buenas obras es el de complacer a los hombres, no llevan el aceite con ellas. Pero
vosotros, llevar este aceite con vosotros; llevadlo en vuestro interior donde sólo
mira Dios; llevad allí el testimonio de una buena conciencia... Si evitáis el mal y
hacéis el bien para recibir los elogios de los hombres, no tenéis aceite en el interior
de vuestra alma...
Antes de que estas vírgenes se durmieran, no dice que sus lámparas estén
apagadas. Las lámparas de vírgenes sensatas brillan con un vivo resplandor,
alimentadas por el aceite interior, por la paz de la conciencia, por la gloria secreta
del alma, por la caridad que la inflama.
Las lámparas de las vírgenes necias también brillan, y ¿por qué brillan?
Porque su luz era mantenida por las alabanzas de los hombres. Cuando se han
levantado, es decir, en la resurrección de los muertos, han empezado a disponer
sus lámparas, es decir, a preparar la cuenta que debían rendir a Dios de sus obras.
Sin embargo, entonces no hay nadie para alabarlas... Buscan, como lo han hecho
siempre, brillar con el aceite de otros, vivir de los elogios del os hombres: «Dadnos
de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan».
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”