Cita con la vida
Vivimos tiempos de meritocracia. De competencias insólitas. De arribismo,
de ascensos programados o pagados. Es un carrerismo a ultranza.
Exhibimos títulos, pergaminos para exaltar sangre, clase, competitividad.
Todo esto nos habla de un mundo de privilegios y, no es por demás, de
exclusivismos. Pareciera que se comprara la gloria.
En la parábola del evangelio se van repitiendo las llamadas a horas
diferentes. Es necesario tener bien abiertos los ojos, agudizado el oído,
saltar en los dos pies y las manos en alto para no perder la cita. Es urgente
responder. No se trata de cualquier cita. Es la cita de la vida. Está en juego
no un simple jornal. Es la vida toda jugada en una hora determinada.
La parábola de Mateo nos adentra en el misterio del amor de Dios. Nos
devela el secreto de su corazón. Nos invita a cambiar de mentalidad
pasando de la lógica del mérito a la gratuidad. Aceptar regalos podría ser
humillante. Pero es el regalo de la vida. Cada historia nace de un regalo: La
llamada a participar en la viña. Al final de la faena habrá una recompensa,
fruto no del propio sudor o mérito, sino don, bondad, generosidad.
Pablo nos ayuda a entender esta cita. No importa tanto el vivir o el morir
cuanto el saber en qué gastar la vida. O en qué intensidad vivirla. “ Para mí
la vida es Cristo ”, lo dice en convicción profunda. O acumular servicios para
alegría de la comunidad. Así entendemos que los “caminos de Dios son
diferentes a los nuestros”. Nos gana en fidelidad.
Cochabamba 18.09.11
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com