EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la XXII Semana del Tiempo Ordinario
Carta de San Pablo a los Colosenses 1,15-20.
El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los
seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo
fue creado por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.
El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el
Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en
todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo,
restableciendo la paz por la sangre de su cruz.
Salmo 100(99),2.3.4.5.
sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios: él nos hizo y a él pertenecemos; somos su
pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad
por todas las generaciones.
Evangelio según San Lucas 5,33-39.
Luego le dijeron: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración,
lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben".
Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo
mientras él está con ellos?
Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que
ayunar".
Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo
para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este
no quedará bien en el vestido viejo.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres;
entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más.
¡A vino nuevo, odres nuevos!
Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El
añejo es mejor".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato Juan Pablo II
Carta Apostólica «Mulieris Dignitatem» §23 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)
«Invitados a la boda»
«Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y
los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la
Iglesia» ( Ef.5,31-32)
Todo esto ya ha sido considerado anteriormente. El texto de la Carta a los
Efesios confirma de nuevo la verdad anterior y al mismo tiempo compara el
carácter esponsal del amor entre el hombre y la mujer con el misterio de Cristo y
de la Iglesia. Cristo es el esposo de la Iglesia, la Iglesia es la esposa de Cristo. Esta
analogía tiene sus precedentes; traslada al Nuevo Testamento lo que estaba
contenido en el Antiguo Testamento, de modo particular en los profetas Oseas,
Jeremías, Ezequiel e Isaías.
Esta imagen del amor esponsal junto con la figura del Esposo divino —imagen
muy clara en los textos proféticos— encuentra su afirmación y plenitud en la Carta
a los Efesios (5, 23-32). Cristo es saludado como esposo por Juan el Bautista (Jn 3,
27-29); más aún, Cristo se aplica esta comparación tomada de los profetas (Mc 2,
19-20). El apóstol Pablo, que es portador del patrimonio del Antiguo Testamento,
escribe a los Corintios: «Celoso estoy de vosotros con celos de Dios. Pues os tengo
desposados con un solo esposo para presentaros cual casta virgen a Cristo» (2 Cor
11, 2). Pero la plena expresión de la verdad sobre el amor de Cristo Redentor,
según la analogía del amor esponsal en el matrimonio, se encuentra en la Carta a
los Efesios: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella» (5, 25); con
esto recibe plena confirmación el hecho de que la Iglesia es la Esposa de Cristo: «El
que te rescata es el Santo de Israel» (Is 54, 5). En el texto paulino la analogía de la
relación esponsal va contemporáneamente en dos direcciones que constituyen la
totalidad del «gran misterio» («sacramentum magnum»). La alianza propia de los
esposos «explica» el carácter esponsal de la unión de Cristo con la Iglesia y, a su
vez, esta unión —como «gran sacramento»— determina la sacramentalidad del
matrimonio como alianza santa de los esposos, hombre y mujer.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”