Sábado 03 de Septiembre de 2011
Sábado 22ª semana de tiempo ordinario 2011
Colosenses 1,21-23
Hermanos: Antes estabais también vosotros alejados de Dios y erais
enemigos suyos por la mentalidad que engendraban vuestras malas acciones;
ahora, en cambio, gracias a la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios
os ha reconciliado para haceros santos, sin mancha y sin reproche en su presencia.
La condición es que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en
la esperanza del Evangelio que escuchasteis. En el mismo que se proclama en la
creación entera bajo el cielo, y yo, Pablo, fui nombrado su ministro.
Salmo responsorial: 53
R/Dios es mi auxilio.
Oh Dios, sálvame por tu nombre, / sal por mí con tu poder. / Oh Dios,
escucha mi súplica, / atiende a mis palabras. R.
Pero Dios es mi auxilio, / el Señor sostiene mi vida. / Te ofreceré un sacrificio
voluntario, / dando gracias a tu nombre, que es bueno. R.
Lucas 6,1-5
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban
espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les
preguntaron: "¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?" Jesús les
replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron
hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden
comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros." Y añadió: "El Hijo del
hombre es señor del sábado."
COMENTARIOS
Nuevamente los fariseos interactúan con Jesús y sus discípulos a través de
un cuestionamiento por su mal comportamiento frente a la ley, que prohíbe una
serie de labores en día de sábado.
La respuesta de Jesús va en doble dirección: primero acude a la tradición
haciendo memoria de la acción de David, quien comió los panes del Templo. En la
segunda parte de la respuesta, con un contenido mucho más teológico, Jesús se
muestra como Señor del sábado.
Jesús, al proponerse como Señor del sábado, nos está abriendo la puerta
para establecer nueva relación con Dios, que va más allá del cumplimiento de la
ley, desplazándose hasta la persona y sus circunstancias, como criterio en la nueva
forma de interacción con Dios Padre.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)