Solemnidad. Domingo de Pentecostes
PAZ A VOSOTROS
La Palabra: “Recibid el Espíritu Santo. Como el Padre me ha enviado, así también
os envío yo” (evangelio).
1. Aunque muchas veces nos dicen ¡no tengan miedo!, da la impresión de que el
miedo se nos ha metido en la sangre. Cada vez más desconfiamos de todos, y
procuramos cerrar las puertas por miedo a que nos asalten. Es algo que ocurre en
la vida cotidiana de nuestro pueblo y también dentro de la misma Iglesia. Con
frecuencia, los cristianos tenemos miedo y adoptamos actitud defensiva –cuando no
hipócrita o agresiva– contra visiones y posicionamientos de la sociedad que no
coinciden con los nuestros.
2. “Como el Padre me envi, así también os envío yo”. Jesús se manifest animado
por una fuerza de lo alto, con sentimientos de amor y vida para todos. Él mismo lo
dijo expresamente: “el Espíritu del Seor está sobre mí”. En la revelacin bíblica no
se define qué es el Espíritu, pero sí encontramos la sensación de que el Espíritu es
como el aire que nos permite respirar para seguir viviendo y nos une a todos en la
común atmósfera: como el fuego que da calor y enardece, como el agua que con la
lluvia fecundiza los campos para que den fruto. Un lenguaje simbólico que vemos
en los Hechos de los Apóstoles cuando se relata el acontecimiento de Pentecostés.
Recibid el Espíritu Santo. Según el relato bíblico de los orígenes, el Espíritu ya está
dando vida e impulso a todos los seres humanos. Los cristianos en Jesucristo
hemos percibido la fisonomía o rasgos del Espíritu verdadero que tantas
deformaciones recibe en las conductas perversas de los seres humanos. Según la
liturgia de este domingo, el Espíritu de Jesús es “luz que penetra las almas, fuente
del mayor consuelo, descanso de nuestro esfuerzo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos”. Dejemos que este Espíritu
ya presente en nosotros brote en nuestra existencia cotidiana y rejuvenezca
nuestra conducta.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net