Comentario al evangelio del Sábado 10 de Septiembre del 2011
Queridos amigos y amigas:
“Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”, escuchamos hoy. Con frecuencia nos fijamos en
nuestra condición pecadora. Nos sentimos mal, pedimos perdón o pensamos que siempre estamos
tropezando en las mismas piedras y no tenemos solución.
¿Pero cuál es la solución? ¿Dejar de ser pecadores, eliminando el pecado por arte de magia? A veces la
tentación de soberbia nos puede llevar a desearlo así. Quizá tengamos que repetirnos una y otra vez,
hasta que lo creamos de veras, que Jesús vino al mundo para salvar... Porque, que somos pecadores ya
lo creemos. Y pecamos más cuando lo reconocemos sin creer en la salvación que se nos ofrece, sin
dejarnos reconciliar por Él. Cristo muestra toda su paciencia en cada uno de nosotros.
Es justo que nos demos cuenta y se lo agradezcamos y dejemos que su paciencia nos vaya
transformando, bajando las dosis de impaciencia-soberbia que llevamos dentro.
¿Por qué le llamamos Señor y no hacemos caso de lo que nos dice? ¿Por qué le llamamos Salvador y
no acabamos de acoger su salvación? ¿Por qué nos acercamos a Él y no ponemos en práctica la Palabra
que nos dirige? Porque no acabamos de creer.
¡Señor, aumenta nuestra fe! Para que construyamos nuestra vida cristiana sobre la roca firme que tu
Palabra segura nos ofrece. ¡Señor, aumenta nuestra fe! Para que la bondad que viene de ti se atesore en
nuestro corazón y saquemos a relucir el bien. ¡Señor, aumenta nuestra fe! Para que las dificultades de
la vida no puedan con nuestra firme decisión de llamarte Señor y hacer lo que tú nos digas. ¡Hasta
pronto!
Vuestro hermano en la fe,
Luis Ángel de las Heras, cmf (luisangelcmf@yahoo.es)
Luis Ángel de las Heras, cmf