EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la XXV Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Esdras 6,7-8.12b.14-20.
Dejen trabajar en esa Casa de Dios al comisionado de Judea y a los ancianos de los
judíos. Que se reconstruya esa Casa de Dios en el mismo sitio.
Estas son mis órdenes acerca de la conducta que ustedes deben observar frente a
los ancianos de los judíos, para la reconstrucción de esa Casa de Dios: los gastos
que ellos hagan serán pagados totalmente y sin interrupción de los fondos reales,
utilizando los impuestos percibidos en la región del otro lado del Eufrates.
¡Que el Dios que ha establecido allí su Nombre destruya a cualquier rey o pueblo
que intente transgredir esta orden, destruyendo esa Casa de Dios que está en
Jerusalén! Yo, Darío, he promulgado este decreto. Que sea cumplido
estrictamente".
Los ancianos de los judíos llevaron adelante la obra, bajo el impulso del profeta
Ageo y de Zacarías, hijo de Idó. Así terminaron la construcción, conforme a la
orden del Dios de Israel y a los decretos de Ciro y Darío.
La Casa fue concluida el día veintitrés del mes de Adar, en el sexto año del reinado
de Darío.
Todos los israelitas - los sacerdotes, los levitas, y el resto de los repatriados -
celebraron alegremente la Dedicación de esta Casa de Dios.
Para su Dedicación, ofrecieron cien novillos, doscientos carneros y cuatrocientos
corderos. Además, ofrecieron doce chivos, según el número de tribus de Israel,
como sacrificio por el pecado de todo el pueblo.
Después establecieron a los sacerdotes según sus categorías y a los levitas según
sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, como está escrito en el libro de
Moisés.
Los repatriados celebraron la Pascua el día catorce del primer mes.
Como todos los levitas se habían purificado, estaban puros e inmolaron la víctima
pascual para todos los que habían vuelto del destierro, para sus hermanos los
sacerdotes y para ellos mismos.
Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5.
Canto de peregrinación. De David. ¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la
Casa del Señor"!
Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén, que fuiste construida como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar
el nombre del Señor.
Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar
el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David.
Evangelio según San Lucas 8,19-21.
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la
multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y
quieren verte".
Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra
de Dios y la practican".
Leer el comentario del Evangelio por
Isaac de la Estrella (?-v. 1171), monje cisterciense
Sermón 51, 25-27; PL 194, 1862; SC 339
«Mi madre y mis hermanos, son los que escuchan la palabra de Dios y la
cumplen»
« He buscado el descanso en todas las cosas", dice la Sabiduría de Dios; «y mi
casa, dice a continuación, es la heredad del Señor» (Sab. 24,7). La heredad del
Señor, en su totalidad es la Iglesia, especialmente es María, y es el alma de cada
fiel en particular... El texto continúa: "entonces el creador del universo me habló y
me encargó; el que me ha creado, me ha hecho fabricar mi tienda. Él me dice: '
instálate en Jacob '» (v. 8). Habiendo, en efecto, buscado en todo el reposo y no lo
habiendo encontrado en ninguna parte, la sabiduría de Dios, su Verbo, en primer
lugar reservado como herencia al pueblo judío, aquel que por Moisés ha "hablado y
encargado "... Y aquel que por esta segunda creación, ha creado la sinagoga, la
madre de la Iglesia, "ha reposado en su tienda», en la tienda de la Alianza. Ahora,
en la Iglesia, descansa en el sacramento de su Cuerpo.
Y, como habiendo buscado, por así decirlo, entre todas las mujeres la que
tenía que nacer, se ha elegido especialmente María, que después es llamada
«bendita entre todas las mujeres" (Lc 1,28)... Cristo, que la había creado nueva
Criatura (2Co 5,17), reposó en su seno.
De la misma manera, a cada alma fiel, predestinada a la salvación, esta
sabiduría le «encarga y habla «, cuándo quiere y cómo desea. La hace sabia
interiormente, a través de la inteligencia natural, por la que « ilumina todo hombre
procedente de este mundo" (Jn 1,9) y por la inspiración de la gracia...; sea por la
doctrina o por la creación (cf Rm 1,20)... Y la sabiduría de Dios, su Verbo, que crea
y forma así esta alma «en Cristo Jesús para nuestros actos sean realmente buenos"
(Ef. 2,10), acaba reposando en su conciencia.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”