I Domingo de Cuaresma, Ciclo A
“CONVERTIRNOS ¿A QUÉ DIVINIDAD?”
La Palabra: “Al Señor, tu Dios adorarás y a Él solo darás culto” (Evangelio:
Mt 4,1-11).
1. Los seres humanos necesitamos tener un proyecto de vida que dé sentido global
a nuestra existencia y unifique todos nuestros pasos. En la ideología con que hoy
está funcionando el neoliberalismo económico que de algún modo se ha infiltrado y
se infiltra en todo el mundo, sin excluir la sociedad cubana, hay unos falsos
absolutos –tener, seguridad, y poder– que desfiguran la existencia humana en
individualismo feroz. Esas fueron ya las tentaciones que, según la Biblia, sufrió el
pueblo cuando atravesaba el desierto; y no las superó.
2. Todos sufrimos esas mismas tentaciones. Soñamos con alcanzar toda la felicidad
y almacenamos muchos recursos económicos, nos aseguramos una posición social
privilegiada. Queremos mantener un poder para dominar sobre los demás. En
contraposición a estas ambiciones, el evangelio trae la conducta de Jesús que
responde a la vocación del pueblo. Jesús es libre ante los falsos absolutos y su
único absoluto es Dios-Amor que a todo da vida y aliento. En vez de acaparar
recursos económicos, compartió con los demás lo que era y tenía. En vez de buscar
seguridades, se fió de Dios y trató de realizar su proyecto de fraternidad en este
mundo; y en vez de emplear su poder para dominar a los otros, lo ejerció como
mediación del amor, especialmente a favor de los pobres.
3. Hoy muchos mueren porque no tienen pan, mientras otros viven insatisfechos y
a veces asqueados porque quieren llenar los anhelos más profundo de su vida sólo
con pan. Tenemos que trabajar para que todos los seres humanos puedan vivir con
dignidad; y el primer requisito es que puedan gozar de los recursos necesarios.
Pero es inútil pretender la satisfacción de nuestros anhelos más profundos con los
muchos recursos materiales, con una posición social segura, y con apariencias de
poder. En cuaresma somos invitados a convertirnos –volver la mirada y el corazón–
a ese “Dios de los seres humanos”. Por ahí nos orienta Jesús cuando dice: “no
podéis servir a Dios y al dinero”.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net