III Domingo de Cuaresma, Ciclo A
“CULTO EN ESPÍRITU Y EN VERDAD”
La Palabra de Dios: “Llega la hora en que quienes quieran dar culto
verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Jn 20, 1-17).
1. El cristianismo es una religión y como todas las religiones tiene sus prácticas y
ritos religiosos. Estas manifestaciones eternas son necesarias, pero puede ocurrir
que a veces sean pura rúbrica y cumplimiento vacío, si no responden y animan una
experiencia de fe y una conducta según el espíritu de Jesucristo. Lo más importante
para un cristiano es tratar de vivir y actuar como Jesús de Nazaret: buscando y
trabajando siempre, hasta gastar la propia vida, por realizar en este mundo el
proyecto de amor, de justicia y de fraternidad entre todos los seres humanos. Eso
que Jesús expresó con el símbolo “reino de Dios”. Para celebrar y alimentar esa
conducta tienen sentido todas las prácticas religiosas.
2. Con frecuencia los ritos religiosos se independizan de la experiencia y conducta
humanas; y entonces se reducen a estructura cultural sin vida. Algo así ocurrió en
la historia del pueblo donde se escribió la Biblia. Hubo una época en que los
potentados que se asentaban en Jerusalén eran también los dueños del templo y
del culto. Observaban y cumplían meticulosamente los ritos religiosos, pero
practicaban la discriminación y la injusticia explotando a los más pobres y débiles.
Ante tal perversión del culto, profetas como Isaías, Oseas o Amós, denunciaron ese
culto vacío y clamaban por un culto verdadero en derecho y en justicia, que fuera la
expresión de una existencia a favor de los demás. En esta línea profética se
comprende el diálogo de Jesús con una mujer samaritana, preocupada por el
ritualismo pero instalada en la mentira.
3. El clima social que hoy respiramos no favorece la esperanza, y tenemos la
tentación de refugiarnos en prácticas religiosas desentendiéndonos de los
problemas y apuros que vive nuestra sociedad. Necesitamos descubrir que en este
dinamismo social no estamos solos y debemos avivar la presencia en nosotros de
Alguien que, ocurra lo que ocurra, siempre está con nosotros y de parte nuestra.
Pero esa presencia de Dios sólo se hace real en la responsabilidad y en el
compromiso histórico de cada uno de nosotros por una sociedad más humana y
más justa. Sólo como expresión de Dios revelado en Jesucristo, que nunca nos
abandona y como expresión de nuestra conducta realizada con el espíritu de Jesús,
tiene lugar el culto “en espíritu y en verdad”. Es la invitación en este domingo de
Cuaresma.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net