Domingo de Resurrección.
“NO TENGAN MIEDO”
La Palabra de Dios: “nosotros somos testigos: Dios resucitó a Jesús”
(primera Lectura).
1. La resurrección de Jesús es un acontecimiento que tuvo lugar en nuestra
historia. Pero sólo tenemos acceso al mismo por la fe: por un encuentro
interpersonal en que Dios tiene la iniciativa. Según los relatos evangélicos
Jesucristo lleno de vida después de la muerte, irrumpió en la vida de sus discípulos,
“se dej ver”. En el bautismo Jesucristo resucitado entra en la vida de cada
persona; podemos decir que también “se le aparece”; creemos que Jesucristo vive
no por un discurso racional, sino porque lo experimentamos vivo y activo dentro de
nosotros.
2. Aquí llega la buena noticia de la resurreccin: “este es el día en que actu el
Seor venciendo a la muerte”. Alguno puede pensar: esa creencia en que Jesús,
que murió en la cruz, ha resucitado ¿no será fruto de una imaginación calenturienta
o invención de algunos ilusos? Según los primeros cristianos la resurrección de
Jesús es un acontecimiento real, no inventado; están seguros de que Jesucristo
vive: “nosotros somos testigos”, y están dispuestos a dar testimonio hasta con la
propia vida. Para que se vea que es la confesión de toda la Iglesia, y no sólo de
algún discípulo carismático, según el evangelio, cuando el discípulo carismático
intuye y corriendo llega al sepulcro antes que Pedro, que es el representante oficial
de la Iglesia, espera a que llegue Pedro y confiese la fe de toda la comunidad
cristiana: Jesucristo ha resucitado.
3. Los cristianos somos invitados a vivir como resucitados, muriendo cada día
nuestro egoísmo, nuestra soberbia, nuestros instintos de placer a costa de lo que
sea y de quien sea, nuestra existencia aburguesada que se despreocupa de los
pobres. Con lenguaje metafórico, san Pablo recomienda a los primeros cristianos:
“busquen los bienes de arriba”; en otras cartas identifica estos valores con la
misericordia, la comprensión, la justicia. Vivir como resucitados significa
relacionarnos con todos como hermanos para ir construyendo la fraternidad o reino
de Dios en la confianza de que llegara a su plenitud. En los relatos evangélicos
sobre la resurreccin de Jesús una y otra vez escuchamos la invitacin: “no tengan
miedo”.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net