San Lucas 6, 43-49:
“¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo?”
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. NO HAY ÁRBOL BUENO QUE DÉ FRUTOS MALOS, NI ÁRBOL MALO QUE DÉ
FRUTOS BUENOS
El Evangelio de hoy, nos invita a descubrirnos, es decir nos motiva a reflexionar la diferencia
entre un autentico seguidor de Jesucristo y quién no lo es. ¿ en que lugar estaremos?
Jesús decía a sus discípulos: No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé
frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se
cosechan uvas de las zarzas.”
Jesús nos invita a confrontar dos cosa que podemos tener a la vista para observar sus
diferencias y sus semejanzas, y de esta relación de semejanza o de parecido entre dos o más
cosas distintas, poder entender quien es el buen seguidor de sus enseñanzas, y quien no lo es.
Entonces Jesús, como buen maestro y para que entendamos mejor, hace la comparación del
árbol bueno, que produce frutos buenos, esto representa al que pone en práctica las palabras
de Señor, y el árbol malo, que personifica aquel que lo invoca, lo menciona, se ampara en el y
dice respaldarse en su palabra, pero no llega a cumplir lo que dice.
2. ¿QUIEN ES UN HOMBRE BUENO?
Con esto entendemos que para ser buenos cristianos, debemos poner en práctica nuestra
condición de seguidores del Señor, y para eso es necesario acercarse a Jesús, empaparse de
El, relacionarse muy bien con El, oír con atención sus palabras, atesorarlas en nuestro corazón,
dejar que ellas nos transformen y hacer de ella nuestra vida. De este modo, lograremos luego
comportarnos como Jesús con todos nuestros semejantes.
“El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazn. El malo saca el
mal de su maldad, porque de la abundancia del corazn habla su boca.”
Jesús dice el hombre bueno. ¿Quien es un hombre bueno? Cierto es, que un hombre bueno es
la persona que tiene cualidades morales que se consideran positivas, pero aparte de eso se
debe ser especial en el trato con los demás. El hombre bueno, es el que es capaz de tener en
su corazón una inclinación natural a hacer el bien, de sentimientos humanos, caritativos y
misericordiosos. Bueno es el que sin distinción trata a todos afablemente. Bueno es el que
tiene atesorado en sí el carácter de una persona que conoce la dulzura, la suavidad y la
amabilidad, y por esas cualidades, ama a su prójimo.
3. ¿QUIÉN ES MALO?
Pero Jesús nos habla también del hombre malo, y ¿Quién es malo? El que aprecia el rencor, el
de sentimientos diabólicos, el que guarda resentimientos, es decir a aquel que no tiene las
cualidades propias de su naturaleza, aquel que nos es conveniente como amigo, por su
carácter perjudicial, nocivo y de consecuencias negativas, y también aquel que es capaz de
hacer hechos que avergüenzan al hombre ante Dios.
Jesús nos dice que el modo de actuar revela la realidad interior de cada uno, y así es como al
final no cuentan las palabras, sino las obras y el resultado de ellas.
El hombre bueno se rige por los Evangelios, porque es el anuncio del mensaje de Jesucristo, la
buena noticia que es caridad, es amor, es verdad, paz y justicia, en cambio el hombre malo, se
rige más por el egoísmo y como consecuencia de ello, tenemos una vida de discordia, de odios
y envidias, de injusticia, donde la mayoría tiene tan poco y la minoría mucho.
4. ¿POR QUÉ USTEDES ME LLAMAN: "SEÑOR, SEÑOR", Y NO HACEN LO QUE LES
DIGO?
Jesús, nos hace un llamado de atención diciéndonos: ¿Por qué ustedes me llaman: "Señor,
Señor", y no hacen lo que les digo?. El Señor nos ha dicho ámense, ¿Y nos amamos?. Jesús
nos ha enseñado a orar y nos ha dado ejemplo, ¿Y oramos con frecuencia?, nos ha llamado
para que le sigamos, ¿Y de que forma hemos respondido a su llamado?.
Jesús no busca admiradores, no necesita que lo sigan porque nos parece una persona amable,
lo que El que quiere son fieles seguidores, capaces de obrar según su criterio y su voluntad y
sin tener en cuenta otras opiniones, porque solamente El es la verdad, solo El tiene palabras de
vida eterna.
5. “YO LES DIRÉ A QUIÉN SE PARECE TODO AQUEL QUE VIENE A MÍ, ESCUCHA MIS
PALABRAS Y LAS PRACTICA.”
Jesús nos dice como somos, y si somos semejantes a El. Algo que debemos alcanzar con el
esfuerzo diario, es construir en nosotros algo bien fundamentado, con sólidos principios, esto
es con una base apoyada en El. Jesús, nos pide seriedad y formalidad como persona, buen
comportamiento y responsabilidad en el cumplimiento de lo que se debe hacer y si esto lo
hacemos así, estamos pisamos tierra firme.
Es así como Jesús no ensea que “el escucha y practica sus palabras, se parece a un hombre
que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca.
Cuando vino la inundación, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no
pudieron derribarla, porque estaba bien construida, y en lo principal bien fundada.
Pero para poner en practica las palabras de Jesús, no basta que oigamos la Palabra de Dios,
no es suficiente aceptarla, es necesario hacerla el oxigeno de nuestra vida, es asumirla con
responsabilidad, tenemos que vivirla y tendremos un buen apoyo para nuestra vida
6. EL QUE ESCUCHA LA PALABRA Y NO LA PONE EN PRÁCTICA
“En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica se parece a un hombre que
construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en
seguida se derrumb, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.”
El Evangelio hay que oírlo con atención, es Jesús quien nos habla, pero no solo oírlo, sino que
hacer de su mensaje nuestra vida. En cambio, esto es, si no ponemos en práctica las
enseñanzas del Señor, si no hacemos nuestra La Palabra de Dios, es decir es, si el mensaje
nos entra por un oído y nos sale por el otro y si no lo practicamos como El nos indica, nuestra
vida será poco segura, poco firme, como pisar en arenas movedizas, donde el hundimiento
moral es una realidad.
El Señor les Bendiga