Martes 06 de Septiembre de 2011
Martes 23ª semana de tiempo ordinario 2011
Colosenses 2,6-15
Hermanos: Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded según
él. Arraigados en él, dejaos construir y afianzar en la fe que os enseñaron, y
rebosad agradecimiento. Cuidado con que haya alguno que os capture con esa
teoría que es una insulsa patraña forjada y transmitida por hombres, fundada en
los elementos del mundo y no en Cristo. Porque es en Cristo en quien habita
corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo
principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud. Por él fuisteis también
circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de
los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo.
Por el bautismo fuisteis sepultados con el, y habéis resucitado con él, porque
habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais
muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio
vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba
con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la
cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los
ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo.
Salmo responsorial: 144
R/El Señor es bueno con todos.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; / bendeciré tu nombre por siempre jamás. /
Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.
El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; /
el Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; /
que proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
Lucas 6,12-19
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a
Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los
nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano,
Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado
el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de
discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro
y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los
atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de
tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
COMENTARIOS
El evangelio de hoy, está divido en dos partes bien diferenciadas, pero
relacionadas entre sí, formando un conjunto que sintetiza la misión de Jesús.
En la primera parte encontramos a Jesús en la montaña (símbolo del
encuentro con Dios, desde el Antiguo Testamento), subió allí a orar, y afirma el
texto que pasó toda la noche orando a Dios. El resultado de esta profunda
experiencia de encuentro con Dios es la elección de los doce.
La segunda parte nos ubica en la parte baja de la montaña; es el lugar de
encuentro con la multitud, haciendo una sutil referencia a Moisés, quien subía a la
montaña mientras el pueblo lo esperaba abajo; Jesús es como un nuevo Moisés, el
nuevo legislador que pone a la persona como centro de la ley.
La referencia geográfica de los presentes nos da la idea del radio de acción
de Jesús y del tipo de personas que le escuchan: los habitantes de Jerusalén mucho
más cercanos al templo y a la ley, y los procedentes de Tiro y Sidón, el extremo
norte del país, lejos del tempo y de la ley. Todos ellos son ahora sujetos de la
misericordia y el amor de Dios.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)