XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Domingo 11 de septiembre de 2011
"PERDONAR PARA VIVIR COMO HERMANOS"
Muy apreciados y queridos hermanos y hermanas, fieles todos que están unidos como
todos los domingos a esta acción de gracias que como cristianos nos convoca, nos
llama y nos envía nuevamente a seguir dando testimonio del Dios de la vida.
Quiero recordar con gratitud lo que el domingo pasado me tocó vivir en Santiago de Chile,
la misa en la Jornada de los migrantes, migrantes de muchísimos países del mundo,
sobre todo de América Latina y también de Bolivia.
Fue una experiencia extraordinaria poder escuchar la palabra del Señor con ese grupo de
hermanos que muchas veces son sometidos a sufrimientos inhumanos cuando se
los desprecia, cuando no se los recibe o cuando se aprovecha de ellos con fines
mercantilistas.
SOLIDARIDAD CON EL DOLOR DE LAS FAMILIAS QUE PERDIERON A SUS SERES
QUERIDOS. “TANTO LA VIDA COMO LA MUERTE TIENEN SENTIDO EL SEÑOR”.
Hoy el Señor nos habla aquí nuevamente a nosotros, pero nos recuerda que esta palabra
va a resonar hoy en medio de recuerdos dolorosos. El 11 de septiembre va pasar
a la historia como el día de las calamidades. Una acontecida muy lejos de nuestro
país pero que conmovió al mundo entero, otra que aconteció dentro de nuestra
patria y que constituye aún, una herida que entre todos tenemos que curar para
evitar que la gangrena comience a matar lo poco de vida que nos queda en algunas
circunstancias. Recordamos con verdadera solidaridad el dolor de las familias que
han perdido sus seres queridos en el accidente ocurrido aquí en nuestra tierra; pero
también sentimos la palabra del Señor del Dios viviente con aquel hermano que
pudo salvar su vida Que bien que se cumple en él la palabra de Pablo! “si vivimos,
con el Señor vivimos, si morimos, con el Seor morimos” porque tanto la vida como
la muerte tienen sentido en este Señor que nos quiere, que nos ama y que siempre
nos busca para que podamos responderle con más claridad.
EL SEÑOR NOS PERDONA PERO NOS PIDE UN CAMBIO, QUE SEAMOS CAPACES DE
REPETIR EL GESTO DE MISERICORDIA DEL SEÑOR.
La Palabra del Señor hoy día en medio de estos y otros acontecimientos, en medio de
tantas expresiones de desconfianza, en medio de tantas actitudes de soberbia, la
Palabra del Señor nos viene a recordar que si bien Él nos perdona y comprende
nuestras situaciones, nos pide un cambio, nos pide que seamos capaces de repetir
también nosotros el gesto de misericordia y de perdón que Él tiene con aquellos
que lo ofenden.
Muchas veces resulta fácil rezar el padre nuestro de memoria y, en ese padre nuestro le
pedimos al Señor que perdone nuestras faltas así como nosotros perdonamos, lo
rezamos cada día, lo repetimos cada domingo, decimos que es la oración del
cristiano pero… cuántas veces olvidamos lo que esto exige?
LA FALTA DE PERDÓN PRODUCE ODIOS, RENCORES Y ENFRENTAMIENTOS QUE NOS
IMPIDEN VIVIR COMO HERMANOS FORMANDO UNA SOLA FAMILIA.
El Señor está listo a perdonar nuestros pecados, los que no estamos listos somos nosotros
y por eso es más fácil entrar en esas corrientes subterráneas de odios y rencores
que se destapan por aquí y por allá para enfrentarnos.
Como cristianos no tenemos que dejarnos utilizar por nadie para sembrar todo lo que se
opone al amor de Dios. Hoy acerquémonos con Pedro al Señor para preguntarle
como lo hizo él ¿Señor cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano? ¡Bonita
pregunta! Pregunta muy actual ¿cuántas veces tengo que perdonarle a este
hermano, a este prójimo que me ha ofendido y que sigue ofendiéndome y que
según su manera de pensar va continuar ofendiéndome? Y el Seor le dice “no te
digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete” Hagamos un esfuerzo
hermanos por comprender cuantas multiplicaciones tenemos que hacer para llegar
hasta setenta veces siete y a lo mejor los buenos para los números van a sacar un
cálculo exacto pero esta expresión va mucho más allá; el Señor quiere decirnos
´hay que perdonar siempre`. Aquí está el problema mis hermanos, hay que
perdonar siempre, hay que ser capaces de olvidar la ofensa personal y la ofensa
social, tiene que haber esa especie de espíritu para que no nos dejemos llevar por
aquella aplicación de leyes, de normas o costumbres que nos impiden vivir como
hermanos.
Esta pregunta de Pedro y esta respuesta del Señor tocan lo más íntimo de la vida
cristiana, la Fraternidad: Para eso vino el Señor, por eso entrego su vida, para que
sintiéndonos hijos del mismo Padre sepamos vivir también como hermanos
formando una sola familia.
Se ve que Pedro y los discípulos no captaban rápidamente lo que el Señor quería decirles
y por eso esa hermosa parábola que hemos escuchado de aquel señor que quiere
arreglar cuentas en su casa y que comienza a convocar a todos los que le deben y
viene uno que le debe una cantidad extraordinaria ´casi impagable` 10 mil
talentos y el Señor le dice: Si no puedes darme plata vas a ir a la cárcel, vas a ir tú
y tu familia y se te van a quitar todos los bienes y el pide perdón, pide un tiempo
más y aquel señor, aquel rey le perdona. Hasta aquí yo creo que es extraordinaria
la actitud del rey pero cuando el perdonado sale a la calle y se encuentra con otro
compañero que solamente le debía 100 talentos le comenzó a ahogar para que le
pague y le exigía y el otro le dice: te lo voy a pagar pero en este momento no
tengo ¿Qué hizo aquel que cobraba? Lo mandó a la cárcel, no tuvo compasión; Por
eso el rey se enoja cuando le avisan de este hecho, por eso lo trata de miserable
¿Por qué no aprendiste de mí que te perdone 10 mil talentos y tú no fuiste capaz de
perdonarle 100 a tu hermano?
NECESITAMOS PERDONAR URGENTEMENTE SIN PERNSAR EN NUESTRAS
CONVENIENCIAS
Yo creo que esta palabra es clara mis hermanos, Dios es el rey que siempre perdona
cuando estamos listos para confiar en su misericordia, pero Él cuando nos perdona
nos enseña, nos mete dentro del alma una capacidad, una capacidad que viene de
Dios y no de ningún proyecto humano, la capacidad de perdonar, la capacidad de
olvidar , la capacidad que nos pone en marcha no para ir multiplicando odios y
rencores por todas partes, sino la capacidad de ir creando caminos de
convergencia, caminos de solidaridad, caminos de perdón.
Esa es la enseñanza que Pedro tiene que aprender, perdonar setenta veces siete
´siempre` y de una manera gratuita y urgente y rápida, sin negociaciones, sin
firmas de pactos o de conveniencias de grupos.
LA CAPACIDAD DE PERDONAR ES UN REGALO DE DIOS Y NO UNA CONSIGNA FABRICADA
PARA TRANQUILIZAR NUESTRAS MENTES.
Después que termin el Seor de contarles esta parábola les dice: “lo mismo hará
también mi Padre celestial con ustedes sino perdonan de corazn” Sino perdonan
de corazón Él se va a enojar, Él también los puede tratar de miserables. Aquí la
exigencia es más grande. No solo hay que perdonar porque está mandado, aunque
escueza un poco y moleste esta palabra del Señor, vale para todos. La capacidad
de perdón es un regalo de Dios, no es una consigna que se la va fabricar para
pasar unos días o unos años más o menos tranquilos. La capacidad de perdón tiene
que llevarnos a que eso sea del corazón, sino perdonamos de corazón
pronunciamos palabras huecas, palabras vacías.
FIESTAS SEPTEMBRINAS: NO CONFORMARSE CON SIGNOS EXTERNOS, SINO QUE SE
CULTIVE UNA CONVIVENCIA PACÍFICA BASADA EN EL PERDÓN Y EN UN
DESARROLLO QUE ALCANCE A LOS MÁS POBRES Y HUMILDES.
Hermanos y hermanas, muchas cosas se preparan para celebrar, este es el mes
septembrino y creo que hay un sin número de cosas para celebrar pero… Cmo
anda el perdón en nuestro ambiente, cómo anda la capacidad de convivencia en
nuestro ambiente? ¿Será que nos vamos a conformar con colocar solo la bandera
del oriente y pensar que ya hay paz, que ya hay tranquilidad? ¿Será que nos vamos
a conformar con una o dos o cien calles renovadas? Renovadas externamente,
pero… van a ser vías de encuentro, van a ser caminos de hermandad, van a ser
realmente calles para nosotros o se van a convertir en cementerios para que
aquellos que pasen con sus motorizados ni siquiera permitan a los pobres y
humildes que pisen tantos adelantos?
Creo que es importante volver a recordar esa palabra de Pablo “ninguno de nosotros vive
para sí, ni tampoco muere para sí, si vivimos, vivimos para el Señor y si morimos,
morimos para el Seor” Esta palabra de Pablo a la comunidad de roma tiene un
sentido extraordinario, nosotros defendemos la vida, pero no una vida que se va a
acabar en la esquina próxima, la vida del Señor porque esa es la vida autentica y a
esa vida estamos llamados todos.
Claro que esta capacidad requiere también ciertas formas de vivir que no hay que
negarlas y hay que cultivarlas y hay que tomarlas en serio. El libro del Eclesiástico
nos va recordar “el rencor y la ira son abominables” eso no puede habitar en
nosotros “son patrimonio del pecador” cuántas veces sembramos, bajo frases
bonitas, el odio al hermano, el odio al que no piensa como uno y se mantienen unos
rencores reconcentrados para presentarlos después en cualquier otro momento y
crear así confusión? Acuérdate del fin y deja de odiar, piensa en la corrupción y en
la muerte y se fiel a los mandamientos. Acuérdate de los mandamientos y no
guardes rencor a tu prójimo.
ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS QUE NOS PIDE CUMPLIR LOS MENDAMIENTOS Y NO ODIAR
A NADIE
Mis hermanos, necesitamos hacer un sacudón fuerte entre nosotros creyentes, un
sacudón fuerte en nuestra sociedad cruceña tan llena de bellezas y de palabras
lindas y de canciones extraordinarias es la hora que se escuche también la voz de
Dios que nos pide cumplir los mandamientos y no odiar a nadie, no ser de aquellos
que dicen amar a Dios y no pueden ver al hermano, sobre todo al hermano que
sufre.
Piensa en la alianza del Dios altísimo y pasa por alto las ofensas. Esta es la capacidad que
han mostrado siempre los cristianos auténticos. En los primeros tiempos cuando se
apresaba a los cristianos se los llevaba a la cárcel, se los tiraba en los circos y se
los mataba ¡Jamás un gesto de venganza, un gesto de odio, se cumplía la alianza
del Dios altísimo!
Ojalá nosotros entráramos en esta corriente para que podamos captar y comprender todo
lo que el Señor nos regala, todo lo que el Señor nos pide, todo lo que eso significa
de renovar nuestros compromisos para hacer siempre el bien y de buscar el bien de
todos. Amen.