SÍ, PERO NO. NO, PERO SÍ
DOMINGO XXVI PER ANNUM A
25 de Septiembre de 2011
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: Hijo, ve
hoy a trabajar en la viña". Él le contestó: No quiero. Pero después recapacitó y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: Voy, señor. Pero no
fue.¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Contestaron: El primero.
Jesús les dijo: Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera
en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino
de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron.
Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis. Mateo 21,
28-32
¡Sí, sí; no, no¡ Eso es y así habla el que por naturaleza, gracia y mérito es bueno y
benigno. Así de claro y tajante, de coherente y unívoco, de translúcido y puro el
que hace lo que dice y habla lo que piensa. Así Cristo, el Señor, quien, siendo un no
a sí mismo, una negación de sí mismo, un anonadamiento y sincatábasis abismal
de su personal existencia, Dios Padre le dio su si total exaltador y sublime hasta
convertirlo en su expresión más perfecta, más glorificada, más afirmadora que el
hombre puede soñar, esperar y recibir. Coherente hasta el extremo, jamás dijo no
a la voluntad del Dios ni a la misión confiada a Él por el Padre, ni aun en los
dramáticos momentos del Getsemaní y de la Cruz (2ª lectura)
¡Sí, pero no! Así son y así viven los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y
tantos y tantos de nosotros, muy apegados a las obras, a los ritos y a la letra, muy
instalados, celosos y autoprotegidos en, de y por la institución y la carne; pero
negados con intrigas, tramas y acosos, a recibir , a internalizar y a afirmar de
palabra y de obra a quien viene a dar un sí de plenitud y perfección a la alianza y a
la ley, Él que es la Palabra hecha Carne , el Sí total a Dios y al hombre, el Verbo
Humanado del Padre Creador que dijo y creó (“dixit et facta sunt”)
¡No, pero sí! Así los publicanos y las prostitutas, adelantados del Reino por creer a
Cristo y en Cristo siguiendo su camino de justicia viva y verdadera, ellos que tras
haber dicho que no con sus corazón de piedra dieron posteriormente un sí cordial y
agradecido al corazón de carne y de Espíritu ofertados a ellos por Jesús. Así todos
los hombres malvados, que, tras haber recapacitado, se apartaron de su maldad, se
convirtieron de sus delitos cometidos y salvaron su vidas (1ª lectura).
¡Hasta cierto punto sí, hasta cierto punto no! Así Tú, Iglesia pecadora y santa. Así
todos nosotros, que, con intermitencias, reticencias, inconstancias, rémoras e
indecisiones, nos esforzamos por responder y corresponder lo mejor posible, de
palabra y de obra, a la propuesta de envío que a cualquier hora y desde cualquier
lugar sigue haciéndonos el Señor, Dueño de la viña del mundo y de la Iglesia...
cuya vida y palabra siempre iban acordes. Él nos conoce a cada uno de nosotros
por nuestro nombre y por nuestra vida, y no se deja engañar de las etiquetas que
nos colgamos de la boca. Él conoce, asimismo, los pecados ocultos de los “justos” y
la disposición interior de los “pecadores”. El sabe que queremos que cada Eucaristía
celebrada responda a la verdad de nuestras vidas, gracias a que cuando termine la
misa comience la misión y que a la palabra le siga siempre la obra.
Juan Sánchez Trujillo