Deja que te ilumine la luz de Cristo.
19/09/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «Nadie enciende una vela y la tapa con
alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero,
para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a
descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.
Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero
al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, ayúdame a hacer esta meditación con un corazón desprendido, consciente
que todo lo que tengo es don y gracia recibida, destinada a iluminar mi camino y el
de los demás. Me pongo ante tu presencia, ¡ven Espíritu Santo!
Petición
Señor Dios, que sepa superar toda dificultad, temor o tribulación que me aparte de
cumplir mi misión de ser luz para los demás.
Meditación
«De hecho, la vida cristiana es una conformación continua a Cristo, imagen del
hombre nuevo, para llegar a la plena comunión con Dios. El Señor Jesús es “la luz
del mundo”, porque en Él “resplandece el conocimiento de la gloria de Dios” que
sigue revelando en la compleja trama de la historia cuál es el sentido de la
existencia humana. En el rito del Bautismo, la entrega de la vela, encendida en el
gran cirio pascual símbolo de Cristo Resucitado, es un signo que ayuda a captar lo
que sucede en el Sacramento. Cuando nuestra vida se deja iluminar por el misterio
de Cristo, experimenta la alegría de ser liberada de todo aquello que amenaza su
realización plena. En estos días que nos preparan a la Pascua reavivemos en
nosotros el don recibido en el Bautismo, esa llama que a veces corre el riesgo de
ser sofocada. Alimentémosla con la oración y la caridad hacia el prójimo»
(Benedicto XVI, 29 de junio de 2006).
Reflexión apostólica
«Los cursillos son días de profunda experiencia espiritual y humana. A ejemplo de
los apóstoles en Pentecostés, unidos en oración con la Santísima Virgen María, los
miembros se abren a una nueva luz y a un nuevo impulso del Espíritu Santo para
conocer más íntimamente a Cristo y disponerse a vivir y predicar su amor con
renovado ardor y generosidad. Por eso, los cursillos son, ante todo, días de oración
y de reflexión, es decir, de diálogo con Cristo y de escucha atenta del Espíritu Santo
para descubrir y secundar sus inspiraciones» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 438).
Propósito
Leer semanalmente un número del Compendio del Catecismo de la Iglesia.
Diálogo con Cristo
No quiero tener nunca miedo de hablar de Dios y de mostrar sin complejos los
signos de la fe, haciendo resplandecer tu Evangelio. Sé que tu luz es lo puede
hacer el cambio en la vida de quienes me rodean. Ayúdame a buscar ardientemente
la extensión de tu Reino, concédeme ser testigo tuyo por medio de una vida sobria
y sencilla, y a emplear todo lo que soy y lo que tengo para hacer el mayor bien a
los demás.
«Si con la ayuda de Dios y de los medios que les proporciona el Movimiento,
construyen un matrimonio y una familia santos, estén seguros de que esa santidad
no quedará oculta, como es imposible ocultar una ciudad que se eleva sobre un
monte. Será luz, faro y guía para otras muchas familias cristianas»
( Cristo al centro, n. 1593).