XXV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Basílica Menor de San Lorenzo Mártir, domingo 18 de septiembre de 2011.
"Es la hora de los últimos"
Amadísimos hermanos y hermanas
Queremos hacer sentir a nuestros hermanos que están en el campo y en nuestros barrios,
nuestro deseo de orar juntos, el día del Señor y sobre todo el día de oración de la
comunidad y esto tenemos que vivirlo y experimentarlo con todos aquellos que
están buscando los pensamientos de Dios, con todos aquellos que buscan de hacer
caminos de verdad y de vida para todos. Queremos realmente que desde nuestra
catedral se pueda elevar esta oración especial el día de hoy.
LLENARNOS DE LOS PENSAMIENTOS DE DIOS
La invitación de Isaías, que ha sido dicha hace muchísimos años antes del a llegada del
Seor Jesús tiene mucho de actual “busquen al Seor mientras se deja encontrar,
llámenlo mientras está cerca, que el malvado deje sus pensamientos de maldad,
que abandonen sus caminos, que confíen en nuestro Dios que seguramente los va
perdonar” Hermosa invitacin queridos hermanos para todos nosotros hoy en
nuestro país y en nuestro departamento que sigue preparándose para celebrar
fiesta pero que de repente está dejando a Dios a un lado.
Es importante escuchar lo que Isaías le dice a su pueblo “los pensamientos de ustedes no
son mis pensamientos” ni lo caminos de ustedes son mis caminos dice el Seor, ya
la preocupación de nuestro Dios ha sido que nosotros sepamos tener una manera
de comportarnos siguiendo las huellas de nuestro Dios que es Dios de vida, de paz
y de justicia y teniendo una manera de pensar, una manera de enfocar las cosas ,
una manera de prevenir el futuro que se parezca a la manera de Dios, al
pensamiento de Dios; hemos llenado el mundo de pensamientos pero cada uno más
alejado de Dios, nos llegan los pensamientos a través de los medios de
comunicación social, a veces distorsionados, no siempre dichos con claridad, no
siempre en defensa de la vida y la verdad.
Y vivimos en este mundo, en medio de una creatividad extraordinaria para hacernos
dejar a Dios a un lado, en medio de una proliferación de proyectos que en lugar de
unirnos nos van separando cada vez más.
NO OLVIDAR LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRA CELEBRACIÓN
Que actuales son las palabras de Isaías! “busquen al seor mientras se deja encontrar”
quizás el acontecimiento que nos toca vivir como departamento es importante
porque pueda ser la oportunidad para dejarnos atrapar por el Dios de la vida que
quiere y nos impulsa a que trabajemos siempre en todo lo que pueda ser
desarrollo, pero que sea en bien del prójimo, que sea en bien de todos y no solo
para ostentación de unos cuantos que muestran sus éxitos rodeados de muchas luz
pero que los frutos de paz y de justicia no se ven con claridad.
Tenemos todo el derecho de celebrar nuestra fiesta propia, pero démosle pues aquello
que es típico, aquello que siempre ha enorgullecido a la gente que vive en estos
lados, la presencia de Dios, de un Dios que habla, de un Dios que ilumina, de un
Dios que está siempre mirándonos y diciéndonos por donde tenemos que caminar;
que siempre esta iluminando nuestra inteligencia para que nuestros pensamientos
sean los del Dios de la vida y nunca la complicación con los ídolos de la muerte.
Este caminar tiene características especiales. El Señor en el evangelio va comenzar
diciendo a los discípulos “muchos de los primeros serán los últimos y muchos de los
últimos serán los primeros” aquí tienen un pensamiento de Dios. Es la manera de
pensar, no es la nuestra. Nosotros que estamos acostumbrados a estar haciendo
mercantilismo constante no pensamos, pensamos en sacar más allí donde se puede
sacar más, pensamos no explotar a nadie exigiéndole lo mínimo, pensamos que
aquel que está más tiempo en un lugar, en un pueblo, en una nación, necesita
mayores recompensas “los últimos serán los primeros” y esta palabra la va repetir
tres veces el evangelio ´los últimos`. Es la hora de los últimos, es el momento de
aquellos que siempre han sido despreciados, es la hora de aquel que necesita vivir
para tener una familia digna, es la hora de compartir adecuadamente las cosas que
el Señor nos ha dado, es la hora en que realmente desaparezcan todas esas
llamativas diferencias que nos llevan a encontrarnos constantemente entre aquellos
que pueden mucho porque tiene mucho dinero y aquellos que no pueden nada
porque se les ha negado el salario justo; Y el Seor inmediatamente dice “porque
así es el reino de los cielos” nosotros que hablamos constantemente del reino de
Dios y queremos que ese reino ilumine también los pasos de aquellos que
conforman reinos terrenos.
UN D IOS QUE NOS LLAMA A TODOS PARA TRABAJAR EN SU VIÑA
El reino de los cielos se parece a un señor dueño de grandes terrenos que va buscar gente
para trabajar y va en la mañana, encuentra a algunos y los lleva a trabajar después
de haber quedado e un pago, un denario por día. Y sale a las nueve de la mañana y
a las doce del mediodía y a la tarde y si encuentra en la plaza desocupada los
envía a trabajar y les die “vayan, yo les voy a pagar lo justo”. Y por último sale
todavía a eso de las cinco de la tarde y encuentra algunos ahí en la plaza que no
están trabajando y él les dice ¿por qué se pasan así sin hacer nada, nadie los ha
contratado? Vayan también ustedes.
Un dueño de grandes riquezas y fortunas que se acerca él en persona a buscar
trabajadores para su viña ¿no es este nuestro Dios? Esta es la imagen que
debemos tener nosotros de nuestro Dios, de un Dios que nos busca en la mañana,
al medio día, en la tarde o al anochecer, que va y nos contrata a todos y a cada
uno de nosotros para que vayamos a su viña a cosechar la fruta madura, la fruta
que va servir para el alimento de mucha gente o para el vino de la alegría que tiene
derecho a gustar todos.
Después el Señor llama al mayor domo y le dice que ya es hora de pagar. Llama
primeramente a los últimos y comienza la paga y esos últimos que habían
trabajado apenas una hora, reciben un denario ´el pago de un jornada` y eso
causa rabia a los primeros porque recibieron los mismo y comienzan a quejar
contra el dueño ¿yo he trabajado todo el día, hemos estado en pleno sol y nos
pagas lo mismo que a esos últimos que no han trabajado ni siquiera una hora? Y
ahí está la respuesta mis hermanos, esa respuesta que nos muestra nuestro Dios
realmente actuando como el Dios de la vida de la bondad, el Dios de la justica y de
la verdad, el Dios del amor que no se conforma con que se repita el mandamiento
aprendido de memoria sino que quiere que practiquemos en la vida que significa
realmente amor. Por qué se enojan? Les va decir el Seor “hicimos un trato, lo
hemos cumplido, no estamos cometiendo injusticia, se te da lo que tu aceptaste,
toma tu denario y vete, pero tienes que saber que yo soy libre de dar también a los
últimos lo que a mí me plazca que sea así, aun dando lo mismo que a los primeros.
En esas palabras se vuelca la bondad de un corazón que no anda midiendo por cantidades
las cosas que va compartir, que no anda haciendo diferencias entre este que
trabajó una hora más y merece un cargo más o entre este otro que hizo una
pequeña obra y que merece no ser removido. Nuestro Dios abre el reino a una
manera nueva de pensar y a una manera de nueva de comportarse, estos son los
caminos de Dios, estos son los pensamientos de Dios “yo soy libre de disponer de
mis bienes, tú ya recibiste lo tuyo puedes irte tranquilo pero yo soy libre de decirle
a este último que él también va recibir lo justo porque él también es digno, porque
él también tiene una vida que defender y defenderla adecuadamente.
LA VERDADERA IGUALDAD ESTA EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE, NO EN EL
RETACEO DE LOS BIENES
Hasta aquí mis hermanos es una iluminación tremenda esta, en momentos en que
escuchamos tanto que todos tenemos que ser iguales, aunque como dice el pueblo
“lo que pasa es que ahora hay unos que son más iguales que otros”. La igualdad de
la que tanto se habla, la dignidad que dice que se defiende para todos no va en la
medida del retaceo de los bienes que pueda haber sino en la medida de poder
llegar al corazón del hombre para hacerle captar y conocer que tenemos un Dios
que nos ha enseñado otras manera de pensar y de actuar.
¿Te vas a enojar-le die el Señor- porque yo soy bueno? Eso es lo que a veces nos
olvidamos, cuando a veces nosotros mismos pedimos por qué no se le paga más a
este que es bueno, por qué se le está quitando ese cargo a este que ha sido muy
bueno en ese cargo, por qué poco a poco vamos haciendo que aún dentro de
nuestras comunidades parroquiales se vayan creando una especie de grupos de
dominación que son inamovibles y que exigen pleitesía; algunos en la Iglesia hasta
exigen que se les eche mucho incienso para estar contentos con lo que han hecho,
para estar contentos delante de los hombres.
Tú te vas a enojar porque yo soy bueno. Palabra extraordinaria del Señor, palabra clara,
no es el Dios que anda repartiendo pegas por acá o que anda repartiendo algunas
cantidades de dinero por otro lado; es el Dios que es amor y que desea y espera
que quienes lo sigan lo comprendan, lo capten y lo enseñen así, no el Dios de los
intereses ocultos o de los temores que se van propagando por un lado y por otro; el
Dios del amor, el Dios de la libertad, el Dios de una justicia que no es pagar por la
fuerza lo que el otro necesita sino darle todo aquello que en su vida es
absolutamente necesario para que pueda el realizar su propia historia.
Amadísimo hermanos, esta palabra tan linda del Señor termina recordándonos el Señor el
dicho que al comienzo de este evangelio se ley Así comprenderán que “los últimos
serán los primeros y los primeros los últimos” ahí está la igualdad, ahí está la
fraternidad auténtica, ahí está el compartir que tanto anhelamos, ahí está una
actitud para poder captar y comprender los problemas que a veces nos están
encegueciendo; esta palabra del Seor “los últimos serán los primeros” acaso no
es la palabra que ayuda al que sufre, no es una palabra de vida para aquel que está
amenazado en su propia vida, no es una palabra de aliento para aquellos que
buscan dejar el lugar de ser los últimos y ser reconocidos también como hijos del
mismo padre, hijos del mismo padre Dios, hijos de la misma madre Patria que
tiene la obligación de buscar los pensamientos de Dios para que se incrusten en
nuestras vidas; Y los caminos de Dios para que haya más encuentro y no nos
distanciemos los unos de los otros.
Esta es una labor inmensa, este es un trabajo al que estamos llamados todos, toda la
Iglesia, todos los bautizados, todos los creyentes, todos los hombres y mujeres de
buena voluntad. Excusarse de decir una palabra de aliento en este momento, es
cerrar los ojos a la historia y es cerrar nuestro corazón a la palabra que el Señor
nos ha dado hoy día para nuestra reflexión y para nuestra acción.
Esto supone que tengamos los sentimientos de Pablo. Pablo dice “estoy completamente
seguro, sea que viva o sea que muera, que Cristo será el glorificado” Pablo eta
hablándole a su comunidad “mírenme, si yo me muero, me voy contento porque
voy a abrazar al Señor, voy a vivir con Él, pero por otro lado, quisiera seguir
viviendo para enseñarles cada día el camino de la verdad. Eso es lo que nosotros
tenemos que pedirle al Señor. Más fácil sería morirse en estos momentos, más fácil
escapar de la realidad pero el Señor nos dice que tenemos que iluminar esa
realidad con los ojos de Dios para que esa realidad se transforme en un espacio de
vida y de esperanza para todos.
Entonces dice Pablo, si es verdad que me gustaría irme al cielo, me quedo con alegría
entre ustedes mientras pueda decir y pronunciar entre ustedes ´palabras de vida y
esperanza para todos`. Que esa sea nuestra súplica como comunidad en este día
domingo, día del Señor. Amen.