XXV Semana del Tiempo Ordinario A (Año Impar)
Viernes
Lucas 9, 18-22
“Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho” . Este
título que se da a Jesús nos habla de su especial y única relación filial conDios
Padre. En efecto, cuando Jesús nos habla de de Dios, nos lo presenta como “mi
Padre”, o distingue: “mi Padre, su Padre”. No duda en afirmar: “Todo me ha sido
entregado por mi Padre” ( Mt 11, 27).
Esta exclusividad de la relación filial con Dios se manifiesta especialmente en
la oración, cuando Jesús se dirige a Dios como Padre usando la palabra aramea
"Abbá" , que indica una singular cercanía filial y, en boca de Jesús, constituye una
expresión de su total entrega a la voluntad del Padre: “Abbá, Padre, todo te es
posible; aleja de mí este cáliz” ( Mc 14, 36).
Así, hemos escuchado, en el evangelio de hoy, la confesión de Simón Pedro ,
junto a Cesarea de Filipo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16). Esta
confesión fue confirmada por Jesús: “Bienaventurado tú, Simón, porque no es la
carne ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos”
(Mt 16, 17). Esta fe de Pedro en Jesús es también la nuestra, por esto también
nosotros podemos confesar nuestra fe diciendo a Jesús: Jesús, yo sé que Tú eres el
Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme
guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida
entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que
nunca me abandone.
Que nos guíe y acompañe siempre con su intercesión la santísima Madre de
Dios: su fe indefectible, que sostuvo la fe de Pedro y de los demás Apóstoles, siga
sosteniendo la fe en cada uno y en cada una de nuestras familias: Reina de los
Apóstoles, ruega por nosotros .
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)