XXV Semana del Tiempo Ordinario A (Año Impar)
Sábado
Lucas 9, 43-45
El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres ”. Jesús sabe
que la razón de ser de la Encarnación, la finalidad de su vida es la contemplada en
el eterno designio de Dios sobre la salvación . "El Hijo del hombre no ha venido a
ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos " ( Mc 10, 45).
Sabemos que Jesucristo es el Redentor del mundo mediante su muerte en
cruz , y nos sabemos también que todos, por causa de nuestros pecados, somos
responsables de la muerte de Cristo en la cruz: todos, mediante el pecado
provocamos que Cristo muriera por nosotros como víctima de expiación. En este
sentido podemos entender las palabras de Jesús: “El Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará” (Mt 17,
22).
Cuando Jesús predice su pasión y su muerte, no deja de considerarlas en la
perspectiva de la resurrección. No se limita a anunciar que el Hijo del hombre debe
sufrir mucho y morir; añade que es necesario que el Hijo del hombre resucite al
tercer día. La resurrección es inseparable de la muerte y le da su verdadero
significado. El itinerario de la cruz tiene como punto de llegada el triunfo glorioso.
La Cruz de Cristo no cesa de ser para cada uno de nosotros una llamada
misericordiosa y, al mismo tiempo, severa, a reconocer y confesar la propia culpa.
Es una llamada a vivir en la verdad y en el bien.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)