Prontitud en la respuesta a la llamada.
21/09/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de
recaudador de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y
pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los
fariseos preguntaron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y
pecadores?» Jesús los oyó y les dijo: «No son los sanos los que necesitan de
médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero
misericordia y no sacrificios . Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Padre mío, escucho tu llamado y quiero seguirte. Deseo levantarme y salir de esta
meditación convencido de quitar todo lo que me aparte de Ti, porque Tú bien sabes
de mis debilidades y caídas, por eso te suplico que envíes a tu Espíritu Santo para
que guíe esta oración y todo mi día.
Petición
Señor, que nunca sea sordo a tu llamado y sepa responder con alegría y convicción
personal.
Meditación
«Esto significaba para él abandonarlo todo, sobre todo una fuente de ingresos
segura, aunque con frecuencia injusta y deshonrosa. Evidentemente Mateo
comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía continuar con actividades
desaprobadas por Dios. Se puede intuir fácilmente que se puede aplicar también al
presente: hoy tampoco se puede admitir el apego a lo que es incompatible con el
seguimiento de Jesús, como son las riquezas deshonestas. Una vez dijo sin tapujos:
“Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás
un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme”. Esto es precisamente lo que hizo
Mateo: ¡se levantó y le siguió! En este “levantarse” se puede ver el desapego a una
situación de pecado y, al mismo tiempo, la adhesión consciente a una nueva
existencia, recta, en la comunión con Jesús» (Benedicto XVI, 30 de agosto de
2006).
Reflexión apostólica
«En la vida de un miembro del Regnum Christi ordinariamente es posible identificar
un momento decisivo, en el que Cristo cruzó por la ribera de su vida y le hizo la
invitación: “Ven y sígueme”. Quizá la primera respuesta fue titubeante, no libre de
cierta inquietud, como ocurrió a tantos de los que se han sentido interpelados por
Dios, según consta en la Sagrada Escritura y en la experiencia de tantos hombres y
mujeres a lo largo de los siglos. Para el miembro del Movimiento, la aceptación del
llamado abre un capítulo nuevo en su historia personal de salvación; en esa historia
iniciada en el bautismo, y cuya trama se va tejiendo a través de cada nuevo “sí” al
amor de Cristo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 57).
Propósito
Pedirle a Dios que me ayude a eliminar todo lo que le ofende de mi
comportamiento.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, de nada sirve decir que estoy dispuesto a seguirte si no estoy dispuesto
a servir y a entregarme a los demás porque, como cristiano y miembro del Regnum
Christi, estar totalmente al servicio del Señor es ponerse a disposición de los
demás, de la Iglesia y de la sociedad. Ayúdame a recordar que decidí seguirte
siempre y que mi misión no es para un momento del día o en ciertas circunstancias.
«No olvides que a Cristo le importa más un corazón sincero que le busca, aunque
caiga, que un corazón lleno de frutos»
( Cristo al centro, n. 2029).