"El que los escucha a ustedes me escucha a mí: el que los rechaza a ustedes me
rechaza a mí”
Lc 10, 13-16
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. ¡AY DE TI, COROZAÍN! ¡AY DE TI, BETSAIDA!,
Se lamentaba el Señor de que estas ciudades no hiciesen penitencia después de tantos
milagros y predicaciones, y que fuesen peores que los gentiles que sólo violaron la ley
natural; porque, después de haber despreciado la ley escrita, no temieron despreciar
también al Hijo de Dios y su gloria. Es así como prosigue: Porque si en Tiro y en Sidón se
hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían
convertido, poniéndose sayal y sentándose sobre ceniza. El sayal, (Cilicio) es un tejido
burdo hecho generalmente de pelo de cabra (Ap. 6:12). Se llevaba en señal de duelo, de
aflicción, y usado con frecuencia, si no habitualmente, por los profetas (Is. 20:2; Ap. 11:3) y
por los cautivos (1 R. 20:31; cp. Is. 3:24). También es un cinturón o faja de cerdas que se
usa ceñido al cuerpo como penitencia o como sacrificio, La ceniza suele ir unida al polvo y
al fango, indicando siempre una situación penosa y triste (Jb. 30:19; 42:6).
Los discípulos van en plan de misión. Y esto evocaba su personal misión en Corozaín,
Betsaida y Cafarnaúm. Estas son ciudades que están en Galilea, junto al mar de Galilea o
lago de Genezareth, Tiro y Sidón, están más hacia el nor-oriente, lo que hoy es el Líbano.
2. ESTAS CIUDADES NO RESPONDIERON COMO DEBÍAN A SU INGRESO EN EL
REINO.
A pesar de su evangelización y de sus milagros, estas ciudades no respondieron como
debían a su ingreso en el Reino. No se puede jugar con la hora de Dios, como lo evoca su
visita en esta misión de los discípulos. Y les anuncia la gravedad de su culpa y el castigo.
Para ello las compara con las ciudades infieles clásicas, Tiro y Sidón. Adelanta la
comparación de Sodoma, que también la trae en este cuadro el Evangelio de Mateo, como
elemento comparativo de las ciudades que no quieran recibir el reino de Dios. Si con toda
su maldad hubiesen recibido su presencia, su doctrina y sus milagros, se hubiesen vestido
de “sayal y ceniza,” atuendo oriental de duelo, y hecho penitencia. Por eso serán tratadas
con menos rigor en el juicio.
San Ambrosio, dice de este fragmento que el Seor ensea; “Serán dignos de mayor
castigo los que no reciben el Evangelio que aquellos que creyeron que debía quebrantarse
la ley”.
El sayal, como es tejido de pelo de cabra, significa la áspera memoria del pecado que
punza; en ceniza, representando la consideración de la muerte (por la que nos reducimos a
polvo); además "sentados" significa la humildad de la conciencia. Hoy vemos realizada la
profecía del Señor, porque Corozaim y Betsaida no creyeron en El, aun cuando estuvo
presente; mientras que Tiro y Sidón, aliadas de David y de Salomón en otro tiempo (1Re 5),
creyeron después a los discípulos de Cristo, que las evangelizaron.
3. DEPLORA EL SEÑOR ESTAS CIUDADES PARA NUESTRO EJEMPLO
Se lee en una homilía de San Juan Crisstomo; “Deplora el Seor estas ciudades para
nuestro ejemplo, porque la efusión de lágrimas y los gemidos tristes sobre los que padecen
insensibilidad de dolor, no es pequeño antídoto para la corrección de los pacientes y para el
consuelo de los que lloran sobre ellos. No sólo los invita a obrar bien por medio del llanto,
sino también por el terror. Por lo que sigue: "Por eso para Tiro y Sidón habrá menos rigor".
También nosotros debemos oír esto, porque el juicio más riguroso no será sólo para
aquellos que no quieren oír ni recibir las buenas noticias del mensaje de Jesús, porque
también será para nosotros, si no recibimos a los huéspedes que vienen a visitarnos en su
nombre.
Además, como el Señor había hecho muchos milagros en Cafarnaúm y lo habían tenido
como habitante, parecía elevada sobre las demás ciudades; pero por su incredulidad cayó
en las ruinas. Así es como Jesús también les dice: “Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás
encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo”. Esto es, para que tu
castigo sea proporcionado a su elevacin.”
Esta sentencia tiene dos sentidos. O bien serás sumergida hasta el infierno porque
resististe soberbiamente a su predilección, elevándose así por el orgullo hasta el cielo; o
porque exaltada hasta el cielo por su residencia y sus milagros, serás castigada con
mayores tormentos, porque tampoco quisieron creer a esos signos.
4. EL QUE LOS ESCUCHA A USTEDES, A MÍ ME ESCUCHA
Y para que no se creyese que esta condena sólo se dirigía a las ciudades o personas que
habiendo visto a Jesús le despreciaron, también es para todos los que hoy desprecian
también la doctrina del Evangelio, es así como Jesús aade diciendo: “El que los escucha a
ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza”. En efecto como
comenta San Cirilo: “Por medio de esto nos ensea Jesús, que todo lo que nos dicen los
apstoles debe aceptarse, porque quien los oye, a El oye”. Por tanto es inevitable el castigo
y la amenaza a los herejes, que menosprecian las predicaciones de los apóstoles.
Y finaliza el relato: “y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”. Para que se
comprenda que, oyendo o despreciando la predicación del Evangelio, no se oye o desprecia
a unas personas que se han dispuesto a predicar las enseñanzas de Jesús, también es
desprecio a quien le envi para estar entre nosotros, que es El mismo Padre. “Porque en el
discípulo se oye al Maestro y en el Hijo se honra al Padre”.
Este Evangelio, se convierte en un aviso no sólo para todo el pueblo de Israel, sino también
para todas aquellas personas que se excluyen de la gracia del Señor y caen en la
hipocresía y en la resistencia puestas de manifiesto por los ¡AY, ¡AY. Puede decirse que
Jesús pretende censurar el único gran pecado, el imperdonable, ése contra el Espíritu
Santo: cerrar los ojos a la manifestación de la gracia, a la oferta de perdón. Ese es el gran
riesgo que corre la misión cristiana. Jesús lo ha dicho con claridad: “El que los escucha a
ustedes me escucha a mí: el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza”
El Señor les Bendiga
El Señor les Bendiga