XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Padre Camilo Maccise, OCD
1. En nuestras sociedades lo que sobran son las palabras. Todos hablamos,
discutimos, comentamos: en la familia, en el trabajo, en la política, en la Iglesia,
pero cuando se trata de actuar nos encerramos en nuestro egoísmo. Lo que se
necesita en el mundo de hoy es precisamente el confirmar con obras, lo que
proclamamos y defendemos. Hay muchos cristianos que se presentan como tales
pero no testimonian ser seguidores de Cristo porque no se comprometen con el
proyecto de Dios hecho de confianza en Él y de responsabilidad en el cumplimiento
de la misión que han recibido a través de las circunstancias; porque no viven lo
fundamental que es el amor al prójimo que exige perdón, fraternidad, justicia,
superación del egoísmo. Gandhi decía que admiraba a Cristo y sus enseñanzas pero
que no veía que las cumplieran sus seguidores. Afirmó: ￿puedo decirles que gran
parte de lo que sucede en el cristianismo es una negación del Sermón de la
Montaña".
2. Nosotros podemos vernos como en un espejo en el evangelio de hoy. Afirmamos
ser cristianos y católicos practicantes, pero nos limitamos a hacer cosas
secundarias y olvidamos lo esencial que es lo que Jesús presenta como la voluntad
del Padre: el amor a Él que se manifiesta en el amor concreto y eficaz al prójimo.
Hay personas que no conocen a Dios, pero al amar a los demás con generoso
altruismo, están poniendo en práctica la voluntad de Dios. Lo esencial de la vida
cristiana es hacer lo que Dios quiere de nuestra vida. Eso requiere una continua
conversión a los valores del evangelio. Los fariseos tenían la boca llena de Dios,
pero no la ponían en práctica. Por eso, Jesús afirma que los publicanos y las
prostitutas se han adelantado en el camino del Reino de Dios, porque es mejor
hacer la voluntad de Dios no reconociendo que es voluntad de Dios, que
reconocerla y no hacerla.
3. Todos los días, cuando rezamos el Padrenuestro, le pedimos a Dios que su
voluntad se haga así en la tierra como en el cielo. Seguir a Cristo es hacer su
voluntad. ￿No todo el que me diga: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los
cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre￿. La voluntad de Dios se nos da
a conocer en las enseñanzas de Jesús centradas en el amor a Él y al prójimo y, al
mismo tiempo, en las circunstancias de cada día a través de las cuales Dios nos
habla y nos manifiesta lo que pide de nosotros, si las contemplamos desde la
perspectiva de la fe. Aunque nos cueste trabajo y, al principio, nos neguemos a
aceptar la voluntad de Dios, si terminamos abriéndonos al amor de Dios y
practicamos las obras de justicia y misericordia cumplimos su voluntad y
permanecemos en su amor, porque ￿el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre￿
Camilo Maccise