EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 10,17-24.
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios
se nos someten en tu Nombre".
El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas
las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más
bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y
dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas
a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque
así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre,
como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los
ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo
vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo (v. 345-407), sacerdote en Antioquía, después obispo
de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía I sobre la 1ª carta a los Tesalonicenses
"Jesús exulta de gozo, bajo la acción del Espíritu Santo»
«Vosotros habéis llegado a ser los imitadores del divino Maestro» dice Pablo.
¿Cómo es esto? «Recibiendo la palabra junto con las pruebas, en la alegría de el
Espíritu Santo» (1T 1,6)... La prueba afecta a la parte material de nuestro ser; la
alegría brilla en la parte espiritual. Me explico: los acontecimientos de la vida son
tristes y dolorosos, pero los resultados son gozosos, el Espíritu lo quiere así. Es
pues posible, que no se acoja con gozo cuando se sufre, si se sufre por los propios
pecados, pero se dejará flagelar con regocijo si es por Cristo (cf. Hch 5,41).
Esto es lo que el apóstol llama el «gozo del Espíritu»; se respira en lo que la
naturaleza rechaza con horror. Donde habéis suscitado mil penas, dice, habéis
sufrido la persecución, pero el Espíritu no os ha abandonado en estas pruebas.
Como los tres jóvenes fueron rodeados de un suave rocío en el horno (Dn 3),
vosotros lo estáis también en la prueba. Sin duda esto no dependía de la naturaleza
del fuego y no podía tener otra causa, que el soplo del Espíritu. No entra en la
naturaleza de la prueba, dar alegría, y esta alegría no puede venir más que de un
sufrimiento pasado anteriormente por Cristo y del divino rocío del Espíritu, que
transforma en lugar de descanso, el horno de las pruebas. «Con alegría» dice, y no
con una alegría cualquiera, sino con una alegría inagotable; es esto lo que es
necesario entender, en cuanto que el Espíritu Santo es el autor.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”