XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Después del juicio, la felicidad del Reino»
I. LA PALABRA DE DIOS
Is 25,6-10: «El Señor preparará un festín y enjugará las lágrimas de
todos los rostros»
Sal 22,1-3a.3b-4.5.6: «Habitaré en la casa del Señor, por años sin
término»
Flp 4,12-14.19s.: «Todo lo puedo en aquel que me conforta»
Mt 22,1-14: «A todos los que encontréis convidadlos a la boda»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
En la literatura bíblica se compara el Reino con el banquete de bodas de Dios con la
humanidad (1ª Lect.). Es el banquete de la felicidad de Dios y del hombre. Este
comparte la felicidad de Dios.
Además, la parábola destaca con fuerza otros rasgos del banquete de bodas del
Reino: 1. Todos están invitados gratuitamente, «malos y buenos». 2. Pero los
primeros invitados no aceptan y son descorteses y aun crueles con los enviados de
Dios (cf Domingo anterior). 3. Para sentarse a la mesa del banquete se requiere el
vestido de boda. 4. Son más los llamados que los escogidos. 5. Acaba por ser
secundario el banquete y destacar el anfitrión.
III. SITUACIÓN HUMANA
De entre las experiencias más valiosas y apreciadas por todos nosotros destaca la
realidad del encuentro festivo, de la reunión amistosa que conforta el ánimo.
Hemos sido invitados a la casa y mesa del Señor.
A todo hombre se le plantea de una u otra forma el interrogante de su destino
posmortal. Jesús elude la respuesta sobre el número de los salvados (cf Lc 13,23).
Algunos intentan desvelar inútilmente el interrogante.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– "El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del
hombre... Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que
están en Cristo sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos
habla de ella en imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas... «Lo que ni el ojo
vio, ni el oído oyó...»" (1024. 1027; cf 1023-1029).
– Pero antes, preparamos el vestido nupcial o provocamos la pregunta: «Amigo,
¿cómo has entrado aquí sin vestido de fiesta?»: «Frente a Cristo, que es la Verdad,
será puesta al desnudo definitivamente la verdad de la relación de cada hombre con
Dios...» (1039).
– Sobre el juicio particular y universal: 1021s. 1038-1041.
La respuesta
– La esperanza de los «cielos nuevos y tierra nueva»... «porque el mundo viejo ha
pasado...» (cf 1043s).
– «De esta gran esperanza, la de los cielos nuevos y la tierra nueva... no tenemos
prenda más segura... que la Eucaristía...» (1405).
– Para un mayor desarrollo de los cielos nuevos y de la nueva tierra: 1042-1050.
– A su vez, «el mensaje del juicio final llama a la conversión... inspira el santo
temor de Dios. Compromete para la justicia del Reino de Dios...» (1041).
El testimonio cristiano
– «Espera, espera, que no sabes cuándo vendraá el día ni la hora. Vela con
cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y
el tiempo breve largo. Mira que cuanto más peleares, más mostrarás el amor que
tienes a tu Dios... (S. Teresa de Jesús)» (1821).
La parábola nos propone: compartir la felicidad de Dios, el banquete de bodas del
Hijo con la humanidad, después de recibir el juicio que nosotros mismos hemos
«instruido» durante la vida. La felicidad del Reino suscita una viva esperanza y el
juicio la responsabilidad personal, apoyada en la confianza en Dios.
Con permiso de Almudi.org