EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Jonás 4,1-11.
Jonás se disgustó mucho y quedó muy enojado.
Entonces oró al Señor, diciendo: "¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía
cuando aún estaba en mi país? Por eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo
sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para enojarte y de gran
misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas.
Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir antes que seguir viviendo".
El Señor le respondió: "¿Te parece que tienes razón para enojarte?".
Jonás salió de Nínive y se sentó al este de la ciudad: allí levantó una choza y se
sentó a la sombra de ella, para ver qué iba a suceder en la ciudad.
Entonces el Señor hizo crecer allí una planta de ricino, que se levantó por encima
de Jonás para darle sombra y librarlo de su disgusto. Jonás se puso muy contento
al ver esa planta.
Pero al amanecer del día siguiente, Dios hizo que un gusano picara el ricino y este
se secó.
Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante viento del este. El sol golpeó la
cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer. Entonces se deseó la muerte,
diciendo: "Prefiero morir antes que seguir viviendo".
Dios le dijo a Jonás: "¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?". Y él
respondió: "Sí, tengo razón para estar enojado hasta la muerte".
El Señor le replicó: "Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún
trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche
se secó,
y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de
ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde
hay además una gran cantidad de animales?".
Salmo 86(85),3-4.5-6.9-10 .
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor, porque te invoco todo el día;
reconforta el ánimo de tu servidor, porque a ti, Señor, elevo mi alma.
Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te
invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria, escucha la voz de mi súplica!
Todas las naciones que has creado vendrán a postrarse delante de ti y glorificarán
tu Nombre, Señor,
porque tú eres grande, Dios mío, y eres el único que hace maravillas.
Evangelio según San Lucas 11,1-4.
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus
discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que
venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que
nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Damasceno (v. 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la Transfiguración, 10 ; PG 96, 545
Un día, en alguna parte, Jesús rezaba
"Jesús rezaba aparte" (Lc 9,18). La oración encuentra su fuente en el silencio
y la paz interior; es ahí dónde se manifiesta la gloria de Dios (cf Lc 9,29). Porque,
cuando cerremos los ojos y los oídos, cuando nos encontremos dentro en presencia
de Dios, cuando liberados de la agitación del mundo exterior estemos dentro de
nosotros mismos, entonces veremos claramente en nuestras almas el Reino de
Dios. Porque el Reino de los cielos o, si se prefiere, el Reino de Dios, está en
nosotros mismos: es Jesús nuestro Señor quien nos lo dijo (Lc 17,21).
Sin embargo, los creyentes y el Señor rezan de modo diferente. Los
servidores, en efecto, se acercan al Señor en su oración, con un temor mezclado de
deseo, y la oración se hace para ellos un viaje hacia Dios y hacia la unión con Él,
que los alimenta de su propia sustancia y los fortalece. ¿ Pero Cristo, cuya alma
santa es el mismo Verbo de Dios, cómo va a rezar? ¿ Cómo el Maestro va a
presentarse en una actitud de petición? Si lo hace ¿no es que después de haber
revestido nuestra naturaleza, quiere inst ruirnos y mostrarnos el camino que, por la
oración, nos hace subir hacia Dios? ¿ No quiere enseñarnos que la oración contiene
en su seno la gloria de Dios?
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”