NO MATEMOS LA ESPERANZA
Padre Javier Leoz
Qué gran lección la del Papa, en su reciente viaje a su país Alemania, ante ciertos sectores que
se oponían a este acontecimiento: “Ante todo, diría que es algo normal que en una sociedad
libre y en una época secularizada se den posiciones en contra de una visita del Papa. Es justo
que expresen ante todos su contrariedad: forma parte de nuestra libertad y tenemos que
tenemos que reconocer que el secularismo y precisamente la oposición al catolicismo es fuerte
en nuestras sociedades”
1.- Resulta difícil, y a veces doloroso, ser enviados una y otra vez a la viña del Señor. Entre
otras cosas porque, las resistencias o contradicciones con las que nos encontramos, pueden
llegar a mermar o debilitar nuestras iniciativas. ¡Cuándo llegaremos a comprender que, como el
Papa manifiesta en el fondo de sus declaraciones, no podemos ser más que el Maestro!: Jesús
también se topó con incomprensiones y descalificaciones.
Seguimos, un domingo más, en la viña y como viña del Señor. Y, al escuchar el evangelio de
este día, retomo las palabras del Papa en Alemania: “hay una progresiva indiferencia hacia la
religin en las sociedades europeas”.
¡Qué peligrosa esta situación! ¿En qué valores sustentaremos el futuro de nuestras
democracias? ¿Será posible prescindir del cristianismo (cuando algunos intentan con guante
blanco o negro dinamitarlo) y mantener toda la estructura cultural, política, social que ha
surgido como consecuencia de él?
Llamativo, y hasta escandaloso, el intento de de un grupo de islamistas en Suiza –por pedir que
no quede- instando a suprimir la cruz de la bandera de ese país. Hay muchas formas de tomar
parte en un suicidio colectivo, en una ruina moral de nuestras sociedades. Una de ellas es
precisamente la de quedarnos de brazos cruzados. La de no trabajar para que, el cristianismo,
siga aportando a nuestra realidad aquello que tanto necesita y echamos en falta: ética, justicia,
razn, progreso bien entendido y valores trascendentales. De lo contrario…podemos llegar a
ser, sin darnos cuenta, viñadores suicidas de la inmensa viña que nuestros antepasados nos
han dejado: la fe.
2.- Muchas veces, más por demagogia que por convencimiento real, miramos a las instancias
eclesiales como aquellos que matan las esperanzas de un nuevo modelo de Iglesia. Como si,
el cambio real de nuestra Iglesia, dependiera de quien está arriba o abajo. Todos, allá donde
nos encontramos, podemos dar un nuevo rostro, una nueva imagen a nuestra comunidad
eclesial: con nuestro testimonio eficaz, vivo y comprometido. Recientemente un Obispo emérito
(Don Fernando Sebastián) afirmaba: “Nadie es obispo por codicia ni honores”. Y, ser cristiano o
católico en estos tiempos, es ser conscientes de que muchas cosas las entendemos y las
queremos al revés del mundo. Lo contrario, por si lo hemos olvidado, sería una traición al
evangelio. No queremos una viña del Señor con los sarmientos que el mundo pretende
injertarnos. No sería buena una via del Seor con el “abono envenenado” que los poderes
fácticos intentan esparcir sobre lo santo y bueno que la Iglesia guarda como depositaria de la
fe. No sería valiente, por temor o temblor, sucumbir ante los viñadores homicidas que, por
muchos y variados intereses, intentan silenciar, vilipendiar y debilitar la riqueza de la viña del
Señor porque la quieren a su antojo: en vez de uvas, quisieran que produjera manzanas…y eso
no puede ser.
3.- Seamos fieles a lo que el Señor nos ha confiado. No seamos colaboradores de los que, con
crítica destructiva y bien orquestada, nos llaman a la deserción. Mantengamos nuestra unión y,
en ella, estará nuestra fuerza. Somos la viña del Señor y, porque somos de El, estamos
llamados a dar fruto divino (no mundano), a explotar en yemas de caridad, de amor, de justicia
y de perdón. ¡Demos fruto y que sea abundante! Pero no seamos homicidas de lo mucho y
bueno que el Señor ha sembrado en lo más hondo de nuestras entrañas. ¿Lo intentamos?
Seamos fieles a lo que nos envía el Señor.
4.- QUE NO SEA CRUEL CONTIGO, MI SEÑOR
Que reflexione, si en lo más hondo de mis entrañas,
brota la maldad o la bondad
abunda la alegría o la tristeza
el deseo de venganza el ofrecimiento de misericordia
Que recapacite siempre, Señor,
sobre si soy siervo o dueño e interesado de tu herencia
Que nunca, más allá de darte gloria,
me quede con aquello que no me corresponde:
que en lo tuyo, sea siempre dócil y pronto
que en lo mío, nunca pretenda mi interés,
que en lo tuyo, actúe con diligencia y verdad
que en lo mío, sea siempre transparente
que en lo tuyo, sea auténtico y noble
que en lo mío, no fabrique mi propio “yo”
QUE NO SEA CRUEL CONTIGO, MI SEÑOR
Que no aborte los planes que has diseñado para mí
Que no obstaculice tu gracia con mis pecados
Que no frene tu Espíritu con mis malos modos
Que no esconda los buenos frutos de mi ser cristiano
QUE NO SEA CRUEL CONTIGO, SEÑOR
Hazme comprender que, lo que Tú me das,
no es mío…sino totalmente tuyo
Que a Ti, junto conmigo mismo, ha de volver todo
Que ante Ti, con lo bueno y lo malo,
he de dar cuentas de lo mucho o poco trabajado
Que por Ti, he de ser cepa y sarmiento
que, con buen gusto y buena cara,
he de dar el diez, el veinte o el treinta por ciento
QUE NO SEA CRUEL CONTIGO, SEÑOR
Que no vuelva la espalda a tantos signos de tu presencia
Que no presente mil excusas para dejarme llevar por tu Palabra
Que no viva como si Tú no existieras
Que no camine dudando, una y otra vez, de si “esto es cosa tuya”
QUE NO SEA CRUEL CONTIGO, SEÑOR
No se cumpla mi voluntad, sino la tuya
No avance por mi camino, sino por tu senda
No descalifique a los que me rodean, sino que los comprenda
No trabaje para mi causa...sino siempre para Ti, para lo tuyo
contigo y contigo, con lo tuyo y para tu Reino.
Amén.