"Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel"
Jn 1,45-51
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
LOS ARCÁNGELES, GUIADOS POR MIGUEL, Y TODAS LAS CRIATURAS
ESPIRITUALES FIELES AL SEÑOR.
Formamos parte de un designio de contornos ilimitados, cuyo artífice es Dios. Inmersos en
un cosmos animado por presencias invisibles que participan con nosotros en el proyecto de
Dios, somos constructores de una historia que tiene en Cristo su centro y su término. El
camino prosigue en la lucha, en un conflicto implacable con las fuerzas del mal, las cuales,
sin embargo, no podrán destruir nunca el Reino que Dios ha confiado al Hijo del hombre. El
combate durará hasta el final de los tiempos, llevado adelante en primera línea por los
santos ángeles de Dios: los arcángeles, guiados por Miguel, y todas las criaturas
espirituales fieles al Señor.
Esta realidad que nuestros ojos no pueden ver nos ha sido revelada a fin de que, con la fe,
la esperanza y la caridad abundante en la vida diaria, combatamos el buen combate y
apresuremos así la consumación del Reino de Dios. Si ofrecemos humildemente nuestra
contribución, se nos concederá una límpida mirada interior: contemplaremos entonces la
Misericordia que ha abierto los cielos y ha venido a morar entre nosotros para abrirnos el
acceso al Padre, a fin de que con los ángeles podamos subir hasta su intimidad. El ha
desvelado para nosotros el misterio del hombre, para que con los ángeles aprendamos a
descender junto a cada hermano. Nos ha introducido en su Reino a fin de que, convertidos
en voz de toda criatura, cantemos eternamente con el coro angélico la gloria de Dios.
ORACION
Con un ánimo repleto de esperanza y de confianza, de gratitud y de alegría, corremos a ti,
oh Padre, para darte gracias... El camino del hombre a lo largo de los senderos del tiempo
es un viaje arriesgado, pero tú has puesto a nuestro lado compañeros atentos que nos
sirven con intelecto de amor. Te damos gracias por el arcángel Miguel, que nos ayuda a
combatir el buen combate de la fe. Te damos gracias por el arcángel Gabriel, que viene a
nosotros envuelto de misterio y deposita en nuestro corazón tu Palabra, para que ésta se
vuelva en nosotros, como en María, obediencia y vida. Te damos gracias por el arcángel
Rafael, que, en la hora de nuestros miedos y enfermedades, nos coge de la mano y nos
conduce por el recto camino para que no nos desviemos del camino de la salvación.
Te damos gracias, oh Padre, que de mil modos te haces presente a nosotros, nos guardas
como a la niña de tus ojos, nos proteges a la sombra de tus alas, nos haces gustar ya
desde ahora la dulzura de la íntima comunión contigo.