XXVII Semana del Tiempo Ordinario A (Año Impar)
Miércoles
Lucas 11, 1-4
“Señor, enséñanos a orar” . Aprendemos a orar, orando. El Señor Jesús nos ha
enseado a orar ante todo orando Él mismo: “y pas la noche orando” ( Lc 6, 12);
otro día, como escribe San Mateo, “subi a un monte apartado para orar y, llegada
la noche, estaba allí solo” ( Mt 14, 23). Antes de su pasión y de su muerte fue al
monte de los Olivos y animó a los Apóstoles a orar, y Él mismo, puesto de rodillas,
oraba. Lleno de angustia, oraba más intensamente (cf. Lc 22, 39-46). Sólo una vez,
cuando le preguntaron los Apstoles: “Seor, enséanos a orar” ( Lc 11, 1), les dio
el contenido más sencillo y más profundo de su oracin: el “Padrenuestro”.
A los discípulos deseosos de una guía concreta, Jesús les enseña la fórmula
del Padre nuestro ( Mt 6, 9-13; Lc 11, 2-4), que llegará a ser, a lo largo de los
siglos, la plegaria típica de la comunidad cristiana. Ya Tertuliano la calificaba
como breviarium totius evangelii, "un compendio de todo el Evangelio" (De
oratione, 1 ). En ella Jesús entrega la esencia de su mensaje. Quien reza de modo
consciente el padrenuestro, “se compromete” con el Evangelio; en efecto, no puede
dejar de aceptar las consecuencias que derivan para su vida del mensaje
evangélico, del cual la “oracin del Seor” es su expresin más auténtica.
Por intercesión de María pidamos al Señor que ilumine nuestra mente y
nuestro corazón para que la relación con él en la oración sea cada vez más intensa,
afectuosa y constante. Digámosle también nosotros: “Seor, enséanos a orar”
( Lc 11, 1).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)