XXVII Semana del Tiempo Ordinario A (Año Impar)
Sábado
Lucas 11, 27-28
“Dichosa la mujer que te llevó en su seno” . El evangelio que hemos escuchado
recoge el momento en el que alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo,
dirigiéndose a Jesús: “¡ Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te
criaron! (Lc 11, 27). Estas palabras constituían una alabanza para María como
madre de Jesús, según la carne. La Madre de Jesús quizás no era conocida
personalmente por esta mujer. En efecto, cuando Jesús comenzó su actividad
mesiánica, María no le acompañaba y seguía permaneciendo en Nazaret. Se diría
que las palabras de aquella mujer desconocida le hayan hecho salir, en cierto
modo, de su escondimiento.
El Evangelio de san Lucas María está presente como la madre que concibe a
Jesús en su seno, le da a luz y le amamanta maternalmente: la madre-nodriza, a la
que se refiere aquella mujer del pueblo. Gracias a esta maternidad Jesús - Hijo del
Altísimo (cf. Lc 1, 32)- es un verdadero hijo del hombre. Es „carne‟, como todo
hombre: es „el Verbo (que) se hizo carne‟ (cf. Jn 1, 14). Es carne y sangre de
María.
A la bendición proclamada por aquella mujer respecto a su madre según la
carne, Jesús responde de manera significativa: “Dichosos más bien los que oyen la
Palabra de Dios y la guardan ” (cf. Lc 11, 28). Quiere quitar la atención de la
maternidad entendida sólo como un vínculo de la carne, para orientarla hacia aquel
misterioso vínculo del espíritu, que se forma en la escucha y en la observancia de la
palabra de Dios.
Por tanto la respuesta de Jesús es una viva alabanza para la Virgen, que nos
invita a vivir según los mandamientos de Dios y es como un eco de otras llamadas
del divino Maestro: “No todo el que me dice: „‟Señor, Señor‟, entrará en el reino de
los Cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” ( Mt 7,
21), o “Ustedes son mis amigos míos, si hacéis cuanto yo les mando” ( Jn 15, 14).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)