“A los pies del Señor”
Lc 10,38-42
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
¿ HASTA QUÉ PUNTO, POR EJEMPLO, GOZA DE PRIORIDAD EL
MANDAMIENTO NUEVO EN MIS DECISIONES?
Para comprender la misericordia sin límites de Dios, para entrar en su
compasión, es preciso frecuentar a Dios y su Palabra. Si Jonás hubiera
escuchado más a Dios que al ambiente que le rodeaba, si se hubiera preocupado
más de la voluntad de Dios que de las opiniones que estaba respirando, habría
seguido el corazón de Dios, su voluntad de misericordia y de salvación, mas que
el deseo difuso de venganza y de destrucción. Pero es preciso dejarse
desestructurar hasta el fondo por la Palabra: un contacto superficial con la
Palabra nos permite reestructurarla según nuestros gustos y nuestra mentalidad.
Es menester un contacto de discípulo, un contacto desarmado y devoto, una
disposición a rendirse a la Palabra más que a domesticarla.
Del mismo modo que Jonás se «afana» por encontrar sus soluciones, también
hay quien se afana por encontrar muchas soluciones cuando Jesús no es acogido
como huésped y Señor de la propia interioridad. Se corre entonces el riesgo de
colorear de espíritu cristiano las soluciones de la cultura o de la mentalidad
dominante, con la convicción de que Jesús habita con nosotros. Se corre así el
riesgo de convertir a Jesús en un instrumento, asignándole la tarea de refrendar
las decisiones tomadas en su nombre, que en realidad están tomadas bajo el
influjo de intereses, orientaciones y opciones de sello mundano.
¿Y si, en vez de mirar el espíritu del tiempo y sus gustos, perdiéramos un poco
más de tiempo en escuchar de verdad al Señor? ¿Hasta qué punto, por ejemplo,
goza de prioridad el mandamiento nuevo en mis decisiones? ¿Hasta dónde llega
mi convicción de que uno de los medios más seguros de evangelización es la
práctica del mandamiento nuevo con todos, en virtud del cual el amor gratuito y
desinteresado representa el puente más seguro hacia el otro? Y eso no porque
los frutos se muestren abundantes de inmediato, sino porque ésa es la voluntad
del Señor...
ORACION
Oh Señor Jesús, haznos asiduos oyentes tuyos. Ayúdanos a dejarnos cambiar a
fondo por tu Palabra, para que podamos ponernos a tu servicio y al de los
hermanos.
Tú que nos has hecho saborear la misericordia de Dios y no su cólera, haz que
en nuestra vida cotidiana no nos mostremos fríos en el amor y en el perdón.
Enséñanos a ver nuestra vida como un servicio a tu misericordia, de suerte que
toda persona que encontremos en nuestro camino pueda vislumbrar en nosotros
un reflejo del rostro misericordioso del Padre, que nos ama a todos con un amor
infinito.